Martes 23 de Abril de 2024

EDUCACION

12 de noviembre de 2018

El profesor no debe perder la paciencia

El día a día en el aula puede llegar a ser muy duro.Foto:Getty

Por: Por:Redacciòn colegio"Facundo Quiroga"

Tener mucha paciencia ante el grupo de alumnos dispersos, con intereses distintos,se hace difícil lograr éxito en la enseñanza.

Por qué un maestro puede llegar a perder la paciencia con sus alumnos. ¿Por qué un maestro, un docente, una profesora, pierde la paciencia? ¿Tú que responderías? Cuando estás cansado y cansada y además no te han “obedecido” en unos treinta minutos, cuando consideras que el nivel de ruido es excesivo, cuando un alumno te dio una respuesta que para ti fue inadecuada.. Pues bien, es legítimo perder la paciencia, claro que sí; otra cosa es qué hacemos y cómo actuamos cuando perdemos esa paciencia.

Somos personas, personas humanas, y somos referentes de nuestros alumnos, es por ello que debemos hacernos mirar cómo respondemos ante nuestra rabia y enfado, delante de ellos y ellas.

El día a día en el aula puede llegar a ser muy duro. La vida en el colegio puede convertirse en puro agotamiento: el ajetreo del día a día con sus clases, reuniones, tutorías, preparar materiales, realizar programaciones, patios, comedores… además de los virus con los que convivimos, de los momentos y circunstancias en los que dejamos que salga una versión nuestra que no nos gusta… Así, así es nuestra vida y somos responsables de ella y no víctimas, dato importante. Tenemos la profesión que hemos elegido y que es tremendamente espectacular.

5 trucos para que el profesor no pierda la paciencia con los alumnos
Quizá habría que preguntarle al Santo Job, cómo lo hizo, pero como eso no es posible, aquí os dejo algunos consejos para que podáis tener en cuenta:

1. Es importante observar cuántas veces al día o a la semana, perdemos la paciencia, y dónde ubicamos nuestro nivel para “saltar” con un grito, con una amenaza, con una sanción inadecuada, y todo ello fruto de nuestro propio enfado, que es nuestro y, en muchas ocasiones, de nadie más. Date cuenta que cuando tu malestar aumenta, la tensión en el aula es mayor. Esto puede ser un bonito ejercicio de autoconocimiento.

2. Una vez que sabemos en qué momento podemos perder la paciencia, anticiparnos a que eso ocurra y realizar algunos ejercicios que me ayuden a encontrar de nuevo calma: contar hasta diez, realizar respiraciones diafragmáticas, beber agua, meterse un caramelo en la boca, salir unos minutos del aula y pedir a algún compañero que nos cubra… Busca tu alternativa a esa pérdida de paciencia.

5 trucos para que el profesor no pierda la paciencia

3. Comunicar a nuestros alumnos y alumnas nuestro enfado, compartirlo con ellos y expresarles el motivo. Cuidado porque ellos y ellas no son los culpables. Nuestros alumnos hacen cosas, y yo como maestra decido cómo me afecta, repito que es legítimo enfadarse.

4. Comparte con compañeros y compañeras lo que ha ocurrido, seguro te entenderán y si les pides consejo, podrán darte sus pequeños trucos.

5. Pedir perdón si hemos ofendido o nuestra actuación no ha sido la más adecuada. Así nuestros alumnos entenderán que también nos equivocamos y que sabemos reconocer nuestros errores. 

Querido profesor, querida maestra y querido maestro, recuerda siempre las palabras de Albert Einstein: “el ejemplo no es la mejor manera de enseñar, es la única”.

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