Jueves 28 de Marzo de 2024

23 de abril de 2019

¿Por qué hay niños obesos?

En la actualidad hay más permisividad con la obesidad y la percepción sobre la misma en ocasiones no es real.

Por: American Academyof Child E Adolescent Psychiatry

Algunos consultan más a los pediatras cuando consideran que sus hijos comen poco que cuando el niño es obeso.

Cuando hablamos o leemos sobre malos hábitos de alimentación o llevar una vida sedentaria solemos interpretar que esta situación solo afecta a los adultos. Sin embargo, este problema también es cosa de niños. Tal y como demuestran los datos, la obesidad infantil es un hecho preocupante que atañe a un gran número de niños y que tiene consecuencias en su vida.

Según los datos del I Estudio de obesidad infantil en España de DKV (realizado en 2016), España es uno de los países del mundo con unas cifras más elevadas de sobrepeso y obesidad infantil, situándose por encima del 25 por ciento el exceso de peso.

Sin embargo, 3 años más tarde estas cifras parecen ser mayores. “En el momento actual casi un 40 por ciento de la población infantil no tiene una peso adecuado, pero es cierto que los estudios comparativos realizados recientemente detectan un ligero descenso de la cifras de obesidad infantil, aunque estamos todavía en tasas muy altas”, explica a CuídatePlus Francisco Tinahones, presidente de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO-SEO)

¿Por qué hay niños obesos?
A pesar de estos datos, todavía hay muchos padres que no dan la importancia necesaria a este problema y, de hecho, los progenitores consultan más a los pediatras cuando consideran que sus hijos comen poco que cuando el niño es obeso.

“El 80 por ciento de los niños obesos en la infancia lo serán en la edad adulta. Es falsa la creencia de que un niño obeso en la infancia, cuando llegue las adolescencia y se produzca el estirón puberal dejará de ser obeso”, continúa Tinahones.

Ante todo esta evidencia hay que atender a las causas de la obesidad infantil. María García Nieva, miembro del Comité Ejecutivo de la Asociación Española de Pediatría (AEP), señala varias razones detrás de este problema.

Los principales son el cambio de hábitos alimentarios y el descenso de la actividad física. “No juegan, no están en la calle y no hacen ejercicio. Además comen alimentos procesados, ricos en calorías, azúcares y/o grasas. Si sumamos seguir una dieta tan inadecuada junto con la escasa actividad física tenemos la principal causa de la obesidad”, especifica García Nieva.

¿Tiene sobrepeso mi hijo?
Uno de los problemas que existen a la hora de detectar si un niño es obeso o tiene sobrepeso es que en la actualidad hay más permisividad con la obesidad y la percepción sobre la misma en ocasiones no es real. “Cuando a adultos obesos se les pregunta si se consideran obesos, solo un 20 por ciento se reconoce como tal. Si eso ocurre en la edad adulta, los padres que deben valorar el peso de sus hijos pueden tener esta misma falta de valoración del problema”, señala Tinahones.

De ahí la importancia de llevar periódicamente al niño al pediatra. La razón, tal y como indica García Nieva es que durante esas revisiones que se realizarán en el pediatra hasta los 14 años el especialista hará un seguimiento, detectará el problema y puede ayudar a los padres a corregir malos hábitos.

“En estas revisiones evaluamos y medimos su peso, talla, índice de masa corporal (IMC) y perímetro abdominal. La mayoría de las veces viendo esos datos, podemos dar el diagnóstico de sobrepeso u obesidad. En los niños, a diferencia de en los adultos, no hay una cifra exacta que determine estos valores, depende de la edad y el sexo, miramos el percentil y unas tablas nos dan la información sobre si un niño es o no es obeso”, explica García Nieva.

Consecuencias de la obesidad infantil
La obesidad infantil está a la cabeza de los problemas crónicos que tienen niños y adolescentes. Tal y como señala la portavoz de la AEP, se asocia al aumento de la diabetes tipo 2 en edades tempranas. “Estamos hablando de jóvenes que tienen una obesidad importante, y presentan resistencia a la insulina producida por esa obesidad, con lo cual les aumenta la glucemia en ayunas. Además, estos niños tienen más tendencia a desarrollar enfermedad cardiovascular, porque los niños obesos tienen la tensión más elevada de la que les corresponde por su talla y por su peso y, por supuesto, por la edad”.

La obesidad también va a favorecer las alteraciones del aparato locomotor (problemas de tipo ortopédico y dolores de rodilla, por ejemplo) y los problemas de la imagen corporal. “No tanto porque se conviertan en trastornos del comportamiento alimentario, pero sí pueden empezar a sentirse rechazados o que se rían de ellos”, añade García Nieva.

¿Cómo se puede frenar?
Tanto Tinahones como García Nieva insisten en que cambiar los hábitos alimentarios y de ejercicio físico es fundamental. Para conseguirlo proponen estas claves para combatir la obesidad infantil:

Cuidar la compra y predicar con el ejemplo: si un niño ve que sus padres acompañan las comidas con bebidas azucaradas en lugar de agua, probablemente adquieran esa costumbre. La compra debe incluir gran cantidad de frutas y verduras y dejar de lado los procesados, dulces y otros alimentos calóricos que no aportan nutrientes.
 
Educar, educar, educar (tanto a padres como a hijos): “Muchas veces cuando los niños entienden el problema también pueden ser agentes de salud”, afirma Tinahones.
 
Más actividad física: el presidente de la Seedo propone habilitar estructuras para que los niños pueden incrementar su actividad en el ámbito escolar y en la localidad en la vivan.
 
Reducir la cantidad de máquinas expendedoras de productos calóricos.
 
Regular la publicidad de alimentos insalubres destinados a los niños.

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