Viernes 29 de Marzo de 2024

EDUCACION

26 de marzo de 2020

El desafío de la equidad en el aprendizaje durante la crisis del COVID-19

El coronavirus está cambiando instantáneamente la forma en que se imparte la educación, ya que la escuela y el hogar, ahora se convierten en el mismo lugar . Foto: Ilustrativa

Las medidas llevadas a cabo ante la rápida propagación del coronavirus reflejan la realidad inequitativa que viven muchos estudiantes fuera de las aulas.

El coronavirus está cambiando instantáneamente la forma en que se imparte la educación, ya que la escuela y el hogar, ahora se convierten en el mismo lugar tras las necesarias regulaciones efectuadas. 

La pandemia del discurso neoliberal en educación no logra reconocer que la situación que estamos viviendo es un gran momento de aprendizaje. Se trata de un evento único para aprender acerca de la salud y de la vida, de la colaboración y de la ayuda mutua.

Si es de suponer que la educación nos prepara para la vida, para lo que viene, para lo inesperado, no es posible que cuando aquello ocurre, cuando se presenta justo frente a nosotros, tal como ocurre hoy en día, nos aferremos a la idea de que lo más relevante es seguir “estudiando”, en lugar de vivir, sentir, dialogar, de encontrar antiguos y nuevos sentidos para nuestras vidas. ¿Qué es lo que más acertadamente deberíamos hacer para que esta experiencia que estamos viviendo se transforme en un nuevo comienzo para construir una auténtica educación? 

Nada mejor que una pandemia para enrostrarnos el verdadero nivel de profundidad de nuestra mala educación afiebrada con el rendimiento, el control y la sanción. Una nueva pandemia está atacando al sistema educativo -como siempre más a unos que a otros- dentro de la crisis por la pandemia sanitaria que acarrea el COVID-19. Como un verdadero virus está siendo atacado por lo que llaman educación virtual, educación en línea, cyber educación, tele-educación. 

La tozuda insistencia de intentar trasladar el proceso educativo al espacio virtual - así sin más-  cobra relevancia en momentos de crisis como la que estamos viviendo, porque se funda en una concepción limitada de la educación que se ha venido forjando en nuestro país durante décadas. Esta comprensión limitada de lo educativo se sustenta en el modelo de estandarización y rendición de cuentas que nos gobierna: miles de niños, jóvenes y adultos regidos por una idea educacional que nos obliga a ciertos tipos de aprendizajes y rutinas escolares, las necesarias para demostrar el cumplimiento de determinadas metas orientadas por el ideal del crecimiento económico.

Mucho acerca de este tema se ha discutido en los últimos años, pero esto parece no ser nada al lado de lo que adviene hoy en tiempos de crisis: de la crisis social iniciada hace ya 5 meses y de la crisis pandémica iniciada hace tan sólo semanas. El neoliberalismo educativo y pedagógico parece querer aprovechar esta crisis como una oportunidad. ¡Y vaya que lo está haciendo! La educación virtual, en red, entre nodos, entre cámaras y pantallas, parece que llegó para quedarse: Business as usual. Son los tiempos mejores.

[La expresión en inglés Business as usual que significa en castellano negocios como siemprecomo lo acostumbradoigual que siemprelo de siempre o todo sigue igual, se refiere a la operación de una organización conforme a los métodos presentes o pasados utilizados por esta.]

En cuestión de semanas, se ha cambiado la manera en la que los estudiantes aprenden, y justo estas transformaciones nos dan un vistazo a las fallas en materia de equidad que sigue presentando nuestro sistema educativo, incluso en los círculos más privilegiados. El World Economic Forum, plantea que esta pandemia se convierte en una oportunidad para recordarnos las habilidades que nuestros estudiantes necesitan justo en crisis como estas, siendo así, la toma de decisiones informada, resolución creativa de problemas y, sobre todo, adaptabilidad. Para garantizar que esas habilidades sigan siendo una prioridad para todos los alumnos, la resiliencia también debe integrarse en nuestros sistemas educativos.

Nunca está de más recordar lo que la verdadera educación es, digámoslo así: el filósofo Martin Buber advertía que en una auténtica relación educativa los estudiantes no hacen lo que hacen simplemente por el deber de cumplir con una tarea, como si repitiesen algo automáticamente; pero tampoco se trata -y es lo que queremos enfatizar- de una actividad en la que el profesor diseña un resultado que podría conocer o predecir de antemano. Una auténtica relación educativa no constituye nunca una relación entre cosas, entre objetos o entre roles institucionalizados. Sino más bien, es aquella en la que la clase se desarrolla, habitualmente para estudiantes y profesores, como una relación inesperada, abierta, emergente, con “múltiples sorpresas”. Así es también una conversación sincera o un abrazo verdadero y no de pura formalidad, es una relación en la que “lo esencial no ocurre ni en uno y otro de los participantes ni tampoco en un mundo neutral”, es siempre algo que sucede “entre” los dos, algo único.

¿Qué es lo que más acertadamente deberíamos hacer para que esta experiencia que estamos viviendo se transforme en un nuevo comienzo para construir una auténtica educación? El antídoto contra esta pandemia neoliberal en educación es precisamente recuperar el sentido subversivo que nació hoy en Argentina con la pandemia, para reorientar nuestra educación hacia una vida que pensamos y hacemos auténticamente en comunidad.

 

COMPARTIR:

Comentarios

Escribir un comentario »

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!