Viernes 29 de Marzo de 2024

SOCIEDAD

17 de marzo de 2017

Día mundial del sueño

Se duerme mal a todas las edades.El estrés, malos hábitos y exceso de actividades impactan en la calidad del sueño y la cantidad de horas de descanso. Más allá de las causas, nadie se libra de dormir con dificultad.

Dormir mal es un problema común para todas las personas, cualquier sea la edad que tengan. Se trata de un aspecto de la vida que aparece cada vez más afectado, aunque por diferentes causas. El estrés, la sobrecarga de actividades y el abuso de pantallas en el espacio destinado al descanso aparecen como los principales factores. 

Los especialistas hace tiempo alertan sobre cómo ha ido disminuyendo la cantidad de horas dedicadas al sueño, mientras que por otra parte no siempre son las adecuadas ni resultan ser un descanso reparador. 

El  Día Mundial del Sueño, que se conmemora hoy, apunta justamente a generar conciencia sobre esta situación que tiene consecuencias sobre la salud y la calidad de vida de niños, adolescentes y adultos. 

Los profesionales aseguran que son cada vez más las personas que presentan trastornos del sueño. “Las circunstancias del ritmo de vida y los estresores a los que nos enfrentamos a diario atentan contra la calidad de vida y afectan a todas las edades de manera diversa”, aseguró el psicólogo Walter Motilla: “Hay un desfasaje en los horarios, no hay normas adecuadas de higiene del sueño influido esto por la tecnología y los malos hábitos”. 

El uso de pantallas antes de irse a la cama es lo menos recomendable pero lo más habitual; la luz que estas producen, las charlas en un chat o estar conectados trabajando definitivamente alejarán el sueño. 

Lo mismo ocurre con los televisores que suelen estar en las habitaciones y ni hablar de lo negativo que es acostarse con el celular en la mano, algo en lo que hicieron hincapié los especialistas consultados.

“Necesito acostarme y ver televisión para quedarme dormido, pero si me engancho con algo me duermo tardísimo”, contó Franco. Daniela, por su parte, es testigo de cómo su hijo adolescente se queda hasta altas horas de la noche participando de juegos en red. 

Según Matilla, “el insomnio va de la mano del estrés, la ansiedad y la depresión, que son cuadros clínicos pandémicos. Se ve un número creciente de pacientes afectados”. En este plano, aclaró que el insomnio puede ser causa o consecuencia. 

Marisa Sartore, miembro de la Unidad del Sueño del hospital Español, explicó que la iluminación que se mantiene hasta altas horas de la noche es contraproducente, no sólo para conciliar el sueño sino también  para que éste sea de calidad. Es que el organismo requiere oscuridad para segregar determinadas hormonas. 

Precisamente, los dispositivos electrónicos que suelen quedar en el espacio donde se duerme emiten ondas electromagnéticas que afectan la calidad del descanso. 

Que hay una mala higiene del sueño es el meollo del asunto, según señalan, y esto involucra diversos factores que se suman a los enumerados. Una alimentación inadecuada puede resultar un obstáculo: comidas pesadas; el consumo de bebidas estimulantes como bebidas cola o aquellas que contienen café; o fumar están totalmente contraindicados si se quiere tener un sueño reparador, según detalló  Matilla. 

 Lo que el especialista señalan como premisa fundamental es que a partir de que se oculta el sol el entorno y las actividades deben orientarse a ser facilitadoras del proceso, es decir tiene que bajar la intensidad. “Al ponerse el sol todos los estimulantes tienen que disminuir, todo debe volverse más laxo”, explicó el psicólogo. Sin embargo, en la práctica la cantidad de actividades, ya sea laborales, académicas o recreativas, prolongan la jornada hasta tarde e incluso le roban horas al descanso. 

 

Dormir según la edad

Lo cierto es que además de los determinantes generales que afectan el sueño, todas las edades presentan en la actualidad diversas circunstancias que pueden afectarlo. 

Los niños, además de tener que adaptarse al frenético ritmo de sus padres, están sobrecargados de actividades por lo que muchas veces duermen menos de las horas recomendadas: un mínimo de 8 y un ideal de 10. 

Motilla mencionó que la gran cantidad de actividades que tienen los chicos actuales, sumada a la sobreestimulación que reciben de la televisión y las redes sociales, pueden generar hiperactivación y ansiedad lo que condiciona el descanso. 

En el caso de los niños, Sartore señaló el hábito que muchos tienen de dormir con una luz encendida lo que también es negativo, aunque no lo sería si ésta fuese tenue y se encontrase en otro ambiente. 

Los adolescentes son un tema aparte: tienen casi naturalizada la trasnoche, sobre todo gracias a internet y sus dispositivos. El psicólogo dijo que es importante que entiendan que si se duerme durante el día, el sueño no es de la misma calidad y no se recupera lo que no se durmió por la noche. 

Sartore agregó que en el caso de los adultos, prevalecen dos patologías: síndrome de apnea del sueño (asociado a una mala respiración) y el insomnio. También inciden las preocupaciones o acostarse pensando en cuestiones conflictivas. Por otra parte, aclaró que es natural que los adultos mayores duerman menos horas. 

 

Mal dormidos

Cuando el sueño no es de buena calidad y esto se repite noche tras noche, las actividades del día siguiente se verán afectadas y a largo plazo, también la salud de la persona. Puede incluso producirse un agotamiento crónico, que tendrá impacto en la capacidad de concentración y de reacción; y también afectar el aprendizaje y el rendimiento general, lo que por ende tiene consecuencias en el desempeño laboral. 

La sociabilidad es otro aspecto que puede verse resentido cuando se duerme mal,  ya que se deteriora el estado de ánimo y la persona puede volverse más irritable.

Según un informe del hospital Británico de Buenos Aires, “en la actualidad se reconocen más de 100 enfermedades relacionadas con el sueño: de índole conductual (desórdenes de los horarios y ritmos de sueño), de características neurológicas (como la narcolepsia o las alteraciones de la actividad eléctrica cerebral) y trastornos de movimiento durante la noche (por ejemplo movimientos de las piernas).   

Además, durante las horas de sueño reparador se activan las hormonas de crecimiento (en los niños), mientras que “el cerebro necesita hacer un reset en horarios de sueño para tener sus funciones plenas en horarios de vigilia”, explicó Motilla, quien subrayó que el ser humano está configurado para dormir un tercio de su vida, es decir 8 horas diarias. 

Por su parte, Sartore agregó que “los trastornos respiratorios que se dan durante el sueño afectan la calidad de vida y aumentan las enfermedades cardiovasculares, como el infarto de miocardio y los ACV”. También pueden predisponer a la hipertensión, al síndrome metabólico y acelerar el envejecimiento. 

 

Cuánto dormir

Horas recomendadas de sueño según la edad.

3 a 12 meses: 14 a 15 horas
1 a 3 años: 12 a 14 horas
3 a 5 años: 11 a 13 horas
6 a 12 años: 10 a 11 horas
12 a 18 años: 8,5 a 9,5 horas

 

Claves para un buen dormir infantil

El informe del hospital Británico de Buenos Aires consigna algunos puntos a tener en cuenta en este aspecto: 

1. Asegurate que tu niño duerma lo suficiente mediante el establecimiento de un horario de acostarse y de levantarse adecuado para su edad (se aconseja acostarlo antes de las 21).

2. Mantené un horario regular de acostarse y levantarse, tanto en días laborables como fines de semana.

3. Establecé una rutina constante antes de acostar al niño: ponerle (se) la ropa de cama, lavarse los dientes, leer o escuchar un cuento. Es necesario vestirlo con ropa cómoda, incluso pañales absorbentes, para evitar que se despierte por estar mojado.

4. Estimulá a tu hijo para que se duerma de forma independiente.

5. Evitá la luz brillante antes de acostarle y durante la noche, y aumentá la exposición a la luz por la mañana.

6. Mantené todos los aparatos electrónicos, como televisores, computadoras, tablets y teléfonos celulares, apagados o fuera de la habitación (limitá su uso antes de acostarse).

7. Mantené durante el día un horario regular para todas las actividades, sobre todo los de las comidas principales.

8. Realizar siestas (hasta los 5 años de edad) en horarios regulares y de duración adecuada para la edad.

9. Asegurate de que el niño realice ejercicio y pase un tiempo al aire libre durante el día.

10. Eliminá alimentos y bebidas que contengan cafeína, como bebidas cola, café y té.

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