Viernes 19 de Abril de 2024

EDUCACION

29 de julio de 2016

Otros espacios nuevas aulas

Se observa en docentes y estudiantes una expectativa muy positiva al salir del colegio y romper la rutina son experiencia directa con las personas en sus ámbitos de trabajo, quizá sea de ayuda cuando los chicos se pregunten: ¿Qué quiero ser? ¿Qué quiero estudiar? ¿Qué carrera
me gustaría seguir ?.

Salir del colegio implica, también, regresar a ella luego de haber atravesado calles y avenidas, preguntas y algunas respuestas, sensaciones y emociones. “Excursión”, “paseo” y “salida” son palabras que aluden a un viaje real, en un tiempo y un lugar determinados. Implican movimientos, traslados, una distancia a recorrer. Un salir y un regresar. Si agregamos el término “pedagógico/a”, nos referiremos a aquellas excursiones, paseos o salidas que poseen claros objetivos educativos. El paseo pedagógico… ¿Comienza en la escuela y finaliza allí? ¿Y si comienza cuando los educadores del museo, por ejemplo, lo diseñan? La perspectiva de la mirada puede ser diferente, si parte desde la escuela o desde la institución o espacio que recibe a los alumnos y alumnas. Habrá comienzos, un regreso y múltiples aprendizajes.

Es posible escuchar otras voces, expresar opiniones, preguntar y preguntarse, tomar contacto directo con obras de arte, con ejemplares de la naturaleza, con fuentes documentales e históricas, con objetos que son parte del patrimonio cultural, con dispositivos lúdicos o interactivos. De este modo se ensanchan los horizontes de los chicos, los docentes y la comunidad educativa ampliada.

En busca de otras aulas. Andar y andar… buscando “otras aulas”. Entendiendo “aulas” como espacios de enseñanza-aprendizaje. Buscar “otras aulas” puede incluir, al menos, dos opciones. La primera: trabajar cotidianamente construyendo aulas diferentes a las tradicionales. La segunda alude a salir de la escuela para aprender, a través de paseos pedagógicos. Salidas que comienzan en el aula de la escuela, se desarrollan en otro espacio educador (por ejemplo un museo o un parque, entre otras múltiples opciones) y culminan con un regreso enriquecido al aula cotidiana. Salir de la escuela para regresar a ella.

Sabiendo que también saliendo de la rutina intra escolar, pueden construirse “otras aulas”, en sus dos significados. Salir de la escuela es construir tramos y tramas. Tramos. Porque un viaje tiene momentos definidos, una etapa de preparación, una de concreción in situ y un regreso. Bienvenida, transcurso y despedida. Idas y vueltas, avances y retrocesos, soles e inclemencias. Tramas. Porque salir del aula para “viajar” implica necesariamente unirse a otras aulas de tal manera de armar urdimbres entre instituciones. Cuya función fundamental es la educación de las nuevas generaciones y “las otras aulas”, diferentes a las escolares, pero que pueden trabajar asociada y corresponsablemente por la educación  de nuestros jovenes.

Cuando Paulo Freire menciona “la nube cenicienta” nos ofrece una metáfora de la ideología fatalista que, buscando la despolitización, reduce la educación a puro entrenamiento, que aniquila sueños. Andar y construir otras aulas, concretando paseos pedagógicos significativos y transformadores, no repetitivos ni perpetuadores, no reproductivistas sino cuestionadores, es alejar la nube cenicienta y extender horizontes. Pensar colectivamente propuestas para ampliar horizontes es una tarea conjunta de corresponsabilidad entre escuelas, comunidad, familias, otros espacios educadores y diversos actores sociales. Instituciones que buscan el bien común, especialmente de las infancias. Si el horizonte, aparentemente es una línea que separa el cielo de la tierra, o una línea imaginaria que limita cuando se lo observa desde una perspectiva alejada, es necesaria una cierta distancia y disposición para ver y apreciar el horizonte. De lo contrario, solo se verán los obstáculos. Será tarea colectiva maximizar las condiciones para ampliar la mirada y apreciar el horizonte de la diversidad cultural, entendiendo los horizontes como posibilidades, como perspectivas abiertas de trabajo conjunto y no paralelo. Si el horizonte es la línea que marca el límite extremo de la tierra o del mar a que alcanza la vista, los paseos pedagógicos pueden contribuir a expandir las fronteras de la escuela, incorporando nuevas miradas y saberes. Construyendo nuevos senderos para el cambio social.

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