Martes 23 de Abril de 2024

PSICOLOGIA

16 de septiembre de 2016

Còmo superar los miedos en tu vida

Uno de los grandes productos del miedo es la duda.

El miedo aparece todos los días y con frecuencia en nuestras vidas en la forma de estrés, inquietud, ansiedad y una variedad de otras formas negativas que proliferan. Por ejemplo, el estrés es una de las grandes enfermedades del siglo XXI.

Originalmente, la palabra “estrés” se usaba en inglés sólo en el sentido de presión o tensión ejercida sobre una máquina: los ingenieros calculaban el estrés para asegurarse de que una máquina funcionara correctamente. Sin embargo, poco a poco el término se fue haciendo más popular para describir el estado de los seres humanos. Cuando intentamos describir el estrés, una cadena entera de palabras como “empujón”, “presión”, “más” o “plazo” nos vienen a la mente. Tener que producir, que hacer cada vez más y que sea cada vez mejor, crea mucha tensión, que proviene del miedo de no ser capaz de conseguir el resultado a tiempo. Los valores materialistas de obtener, tener, acumular y superar a los demás en la forma de ambición, competitividad y posición producen mucho estrés. 

Cuando estamos estresados, sin duda estamos sobrecargados. Pensamos y hablamos demasiado y reaccionamos de forma exagerada, lo cual afecta al cuerpo y a la mente negativamente. Lo peor es que eso se convierte en una costumbre, que a menudo no se controla, y así el simple remedio de parar y relajarse no se considera como un remedio. Algunos llegan a considerarlo una inútil pérdida de tiempo. 

Tienes que hacer las cosas que no crees que eres capaz de hacer – Elenore Roosevelt

Nunca me sorprendo sobre la inclinación del humano de tener miedo del futuro, me fascina. También entiendo que los miedos es lo que nos define como humanos porque tener miedo es necesario. Es un mecanismo de defensa que nos ayuda evitar hacer cosas estúpidas. Pero también hay miedos que parecen completamente innecesarios, hasta que diría que la mayoría de los miedos sobre el futuro que tenemos no son muy reales y solamente nos impide realizar cosas y vivir la vida de sueños. Entre los miedos más cómunes encontramos:

  • El fracaso
  • El rechazo
  • El no tener dinero
  • El éxito
  • No poder hacer las cosas a la perfección

Diría que estos son los miedos más comunes y estoy seguro que tienes algunos… El último sobretodo: no poder hacer las cosas a la perfección o no suficientemente bien. Yo sí que lo tengo. Tener miedo es algo completamente natural pero dejar que los miedos nos impidan seguir nuestros sueños es una tragedia griega. La buena noticia es que un miedo que se pueden superar.1. El primer paso es admitir que tienes miedos.  Sabes que existen, así que admite los padeces.

2. Para seguir, apunta los miedos. ¿Cuáles son tus miedos? ¿Cuál es tu miedo principal? Apuntándolos los haces más reales.  Ayuda a sacarlos de las catacumbas de tu mente dónde se esconden para contralarte. Apuntándolos te pones en control porque existen dentro de tí pero ahora también fuera – los has externalizado.

3. Investiga el miedo. Ya lo has admitido pero eso no significa que ya no tienes miedo. Es muy problable que hasta sientas vergüenza por tus miedos. No te preocupes, es normal. Lo bueno es que no estás solo. Muchas personas han tenido los mismos miedos que tú. Warren Buffett, Bill Gates, Pedro Almovódar – gente fantástica, todos tenían miedos. ¡Los mismos miedos que tú!

4. No hay nada malo en tener miedo. No es para tanto. El miedo forma parte de tí, pero no te controla.

5. Lo mejor que te puedes preguntar es;  ¿Qué es lo peor que puede pasar?¿Tienes miedo de probar una nueva carrera? ¿Que pasaría realmente si cambias de trabajo?

6. El truco para combatir tus miedos es sencillamente lanzarte a hacer las cosas.  La cantidad de oportunidades que pierdes por sucumbir a tus miedos son muchas. Para afrontar tus miedos hay que practicar. Es decir, intentar, intentar e intentar hasta que funciona, si quieres cambiar de carrera investiga que habilidades y hábitos vitales que sean necesarios, haz un plan e implementa ese plan.

7. El último truco que se me ocurre para superar tus miedos es existir en el ahoraExistir en este momento. Casi todos los miedos están proyectados hacia el futuro.  Nos preocupa las cosas que pueden pasar. Mejor decidir no pensar en el futuro o en pasado porque realmente solamente existe el ahora. Intenta hacer algo ahora para conseguir tu vida de sueños, no pienses en posibles escenarios de fracaso. Cuando te des cuenta que piensas en el futuro, vuelve a enfocarte en el ahora, en este momento, en la tarea que tienes encima la mesa.

¿Cómo podemos superar el miedo? 

Antes de participar o de reaccionar, a menudo necesitamos relajarnos, calmarnos y observar para que nuestra contribución sea apropiada y positiva. 

Aprender a observar: 

•    ¿Cómo me veo a mí mismo? 
•    ¿Como alguien valioso? 
•    ¿Con el derecho a ser? 
•    ¿Puedo afrontarme a mí mismo? 
•    ¿Me gusto, acepto y respeto a mí mismo? 

•    ¿Cómo veo a los demás? 
•    ¿como amigos? 
•    ¿como enemigos? 
•    ¿como maestros? 
•    ¿como soportes? 
•    ¿como extensiones mías? 
•    ¿como objetos de valor? 


•    ¿Cómo veo la vida? Ante todo como: 
•    ¿Alegría o dolor? 
•    ¿Un regalo o una maldición? 
•    ¿Un juego o una batalla? 
•    ¿Aprendizaje o pérdida? 


Si recorremos estas preguntas despacio y con calma, y nos tomamos el tiempo para pensar sobre ellas, las respuestas nos harán conscientes de si estamos construyendo muros o puentes en nuestra vida. ¿Hay sólo puentes o sólo muros o ambas cosas? ¿Más puentes o más muros? La respuesta negativa es un muro; la positiva es un puente. 

Cuando una persona está perdida en la duda, no puede creer en soluciones y respuestas, ni siquiera para experimentar con ellas o de tratar de ver si pueden funcionar. La duda en una forma extrema crea tanta incertidumbre e inseguridad que la persona sufre de una parálisis mental e incluso emocional. Se produce un bloqueo o una situación de pánico en la que no hay iniciativa positiva que sea posible. La mente está acosada por preguntas: “¿cómo?”, “¿cuándo?”, “¿por qué?” o “¿qué?”. En realidad, las preguntas no se plantean para encontrar respuestas sino para prolongar la vacilación, o para mantenerse uno a la defensiva, o en un estado de no compromiso, sin que en realidad se escuche ni se quiera saber. Investigar es algo distinto de dudar; cuando investigamos, planteamos preguntas constructivas y se produce una receptividad al aprendizaje y una buena disposición a experimentar. 

Cuando hay cualquier tipo de miedo, que puede expresarse a través de la duda, los celos, el secreto o la competitividad, no hay receptividad ni buena disposición. En el centro de todo eso está el miedo a perder una persona, una posición, una posesión o la propia imagen. Todos los miedos, tanto los sutiles como los groseros, causan dependencia, expectación y, en último término, conflicto, con el propio yo o con los demás. 

He aquí algunas formas de construir más puentes y menos muros:


Confianza
Aprende a confiar, porque confiar en uno mismo, en los demás y en la vida abre posibilidades imprevistas. No te preocupes demasiado si te engañan, si el otro no dice la verdad, si, si, si… 
Deja estos “si” y actúa. Como se suele decir: “Quien nada arriesga, nada gana.” 

Fe 
Salta por encima de las barreras; no las conviertas en excusas. Si no aceptamos retos, nuestra vida es una vida de “aburrida seguridad” cuyo fundamento está en el miedo a la novedad y al cambio. Puede parecer cómoda y segura, pero es de una seguridad ilusoria, que puede romperse en cualquier momento, de cualquier forma. 

Aceptación
Los errores, los contratiempos, los fracasos, las decepciones forman parte del proceso de crecimiento y de conocimiento, y no hay que condenarlos o temerlos. Todo ser humano los ha experimentado o los está experimentando, y los continuará experimentando. 

Ser liviano
Todas las cosas tienen su significado y, si no ahora, al fin, entenderemos ese significado. Es sano para la mente y el cuerpo no cargar con el peso de la exageración y la falta de perspectiva. 

La vida es un juego
Conoce las reglas y juégalo bien. Un buen jugador entiende, por eso es tranquilo, tolerante y flexible, no se queda atascado en una jugada, un movimiento u otro jugador durante demasiado tiempo, concede el respeto y la atención debidos, pero sigue adelante. Un buen jugador desempeña en el juego el papel que le corresponde y no intenta desempeñar el de los demás. 

Amor propio
Reconozcamos nuestra realidad espiritual como seres humanos con recursos de calidad en su interior que tienen siempre que estar abiertos para usarlos. No necesitamos aceptar falsos apoyos del exterior, como un nombre, fama y elogio. Somos lo que somos por lo que hay en nuestro interior. Nuestro punto de referencia es lo que de eterno y valioso hay en nuestro interior; entonces no puede darse el miedo a recibir daño. 

Silencio y perspectiva positiva
Cuando nos damos cuenta de la importancia de estar en silencio y quietud de vez en cuando, entonces nuestra positividad hacia el yo y la vida se reexamina y renueva. De lo contrario, la velocidad e inmensidad de las fuerzas negativas, provengan del yo o de los demás, sin duda nos harán temerosos. 

Alejémonos de las presiones de la vida y aprendamos a romper las cadenas del miedo que nos atan y nos impiden progresar espiritualmente.

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