Jueves 25 de Abril de 2024

TECNOLOGÌA

23 de enero de 2018

Los cambios tecnológicos que transformarán la sociedad

Parejas seleccionadas gracias a la inteligencia artificial, taxis voladores o dispositivos electrónicos para mejorar sus cuerpo y mente son algunos de los vaticinios de los expertos a las puertas de la era “posthumana”

 

 

 

Una realidad de ciencia ficción. Eso es lo que se vivirá a diario en las sociedades occidentales en la próxima década si se materializan los augurios de los expertos en prospectiva, en prever las situaciones que podrían derivarse de los cambios sociales, tecnológicos, económicos y científicos que ya se están produciendo.

Taxis voladores, niños con un papá o mamá robot, negocios basados en productos, monedas y ganancias virtuales, suplementos farmacológicos para convertirse en empleados extrainteligentes o superproductivos, coches conducidos por telepatía, edificios y órganos humanos impresos en 3D, espacios de meditación y yoga en las oficinas, comerciantes de pensamientos, mujeres discriminadas por máquinas o partidos políticos de defensa de los humanos son algunos de los vaticinios que figuran en los informes que los principales laboratorios de ideas han publicado coincidiendo con el arranque del 2018.

Para unos estamos ante la cuarta revolución industrial; para otros al inicio de la era de lo sobrehumano o de lo posthumano. Pero en lo que todos coinciden es en que los desarrollos que se van a ver en los próximos cinco o diez años van a tener un gran impacto transformador para las personas, la sociedad, los negocios y la administración. Los expertos de Fast Future, consultora británica especializada en publicar lo último en pensamiento prospectivo, destacan diez predicciones a tener en cuenta para la próxima década.

Reconocen que entre ellas hay unas muy verosímiles y otras más improbables pero que también han de considerarse porque su impacto puede ser dramático. A ellas añaden algunos pronósticos sobre cómo cambiará la forma de trabajar, de ganar dinero o de motivar a las personas en el futuro que han recogido en el libro Bey ond Genuine Stupidity: Ensuring AI Serves Humanity (Más allá de la estupidez genuina: garantizar que la inteligencia artificial sirva a la humanidad) y que resumimos en este reportaje.

 

Humanos aumentados
 

En los próximos cinco años proliferarán las personas que recurran a la química, la genética o los dispositivos electrónicos para mejorar sus cerebros y sus cuerpos. En unos casos serán los propios interesados quienes opten por usar fármacos o suplementos para mejorar su capacidad cognitiva. O quienes recurran a la genética para modificar desde el color de los ojos, el grosor de los cabellos o la pigmentación de la piel hasta el riesgo de padecer ciertas enfermedad ellos o sus descendientes. Sin faltar quienes apuesten por incorporar a su cuerpo partes impresas en 3D, materiales inteligentes, exoesqueletos o endoesqueletos para ser más fuertes, más rápidos o menos susceptibles al dolor. Es probable, dicen los futuristas, que los humanos busquen mejorarse para competir con los robots y con los sistemas de inteligencia artificial que van a ir desplazándolos en los trabajos, pero también que algunas compañías ofrezcan y financien esos aumentos o mejoras a sus empleados para ganar en eficiencia y productividad.

Especulación digital
Los países crearán monedas para competir con el bitcoin

Las previsiones apuntan a que el precio del bitcoin seguirá creciendo durante este año, de modo que verá mermado su uso para fines comerciales y se convertirá en un activo financiero especulativo que sus propietarios retienen en espera de que se aprecie. Y se estima que China y otros países lanzarán pronto sus propias monedas digitales con respaldo gubernamental para proscribir el bitcoin y sus rivales, de modo que en cinco años el precio del bitcoin se habrá reducido drásticamente, será una moneda digital más y recuperará su uso para fines comerciales. Algunos asesores financieros pronostican que el bitcoin subirá hasta los 60.000 dólares (unos 49.000 euros) durante este año y después caerá un 98%, hasta situarse en el coste de producción, que sitúan en los 1.000 dólares (poco más de 800 euros). De todos modos, creen que las criptomonedas han llegado para quedarse, cambiarán el monopolio del dinero respaldado por gobiernos, restarán poder a estos y forzarán reformas fiscales para reducir impuestos.

Taxis voladores
Los drones transportarán personas además de mercancías

El año pasado ya se realizaron con éxito las primeras pruebas de drones-taxi en Dubai, y países como China y los Emiratos Árabes han avanzado que iniciarán servicios comerciales de transporte de pasajeros en vehículos aéreos no tripulados durante este año. En Israel, la compañía Urban Aeronautics ha anunciado el desarrollo de su propio dron de pasajeros, que estaría listo para 2020, pero en este caso su uso sería exclusivamente militar. Los desarrolladores aseguran que la tecnología de los drones aún tiene que mejorar para evitar accidentes y quizá arranquen su actividad incorporando a una persona como conductor antes de pasar a ser totalmente autónomos. Pero se calcula que en 2023 más de una veintena de países habrá autorizado ya el uso de drones para el transporte individual y colectivo de pasajeros. A ello se sumarán otras funcionalidades. Recientemente un dron controlado por un socorrista desde tierra permitió rescatar a dos adolescentes que habían quedado atrapados por la fuerte marea de la playa de Lennox Head, en Australia.

Pensamiento de ecosistema
La celeridad de los cambios llevará a asociarse y a trabajar en red

La complejidad de los negocios modernos, la celeridad con que cambian los mercados y las tecnologías forzarán a las empresas a trabajar con una red de socios externos, a modo de ecosistema productivo, para poder responder más rápido a la avalancha de cambios constantes. Los analistas prevén un cambio de mentalidad en las empresas, para las que la prioridad ya no será hacer un proyecto o un desarrollo ellas mismas sino detectar qué proveedor puede hacerlo mejor, más barato y más rápido. Pero adoptar este modelo de pensamiento de ecosistema requiere también cambios en los liderazgos y las formas de trabajo. Los expertos aseguran que en los próximos años se necesitarán gerentes y personal con una mentalidad más colaborativa, con el planteamiento de compartir, aprender y crear soluciones en asociación en lugar de actuar al dictado, por encargo o imposición. Eso supondrá un cambio en las relaciones laborales para hacerlas más horizontales y menos jerárquicas.

Estrés en el trabajo
Los problemas de salud mental, asunto crítico en las empresas

Los problemas de salud mental supondrán un desafío para la sociedad (y las empresas) en los próximos años. Los trastornos por estrés y ansiedad, ya muy generalizados entre la población de las sociedades occidentales, aumentarán por la presión y las nuevas preocupaciones que conlleva la automatización y el miedo al desempleo tecnológico. La carrera por la eficiencia y la productividad en las empresas y las dificultades para conciliar las responsabilidades laborales con las familiares están derivando en conductas domésticas y laborales insalubres que hacen aumentar los niveles de estrés y a las compañías no les quedará más remedio que proporcionar soluciones. A medio plazo, aquellas que ofrezcan un enfoque diferente, que dispongan de revisiones de salud, de consejeros dietéticos, de actividades de meditación y yoga y nuevas maneras de medir el desempeño de las personas serán las que logren atraer al talento y obtengan mejores resultados.

Lo humano como distintivo
Algunos negocios emplearán a personas para ir a contracorriente

A medida que las máquinas y la inteligencia artificial vayan generalizándose y colonizando actividades y negocios, es muy posible que algunas empresas decidan nadar a contracorriente, coloquen a las personas en el centro de sus estrategias y ofrezcan el factor humano como elemento diferenciador de su negocio.

En otros casos la apuesta será aprovechar la tecnología para liberar tiempo de los empleados y que estos puedan involucrarse más en el trato con el cliente o se dediquen a desarrollar nuevas estrategias o desarrollos creativos pensados por y para las personas. Los futuristas aseguran que el valor añadido de las empresas de la cuarta revolución industrial no serán las máquinas sino las personas, y factores como la flexibilidad, la capacidad de adaptación, el juicio crítico, la empatía, la seducción o la improvisación –habilidades propiamente humanas–, constituirán elementos de diferenciación trasladables a los productos y servicios que se comercialicen.

Mentes monetizadas
Se retribuirán los datos y los activos cognitivos compartidos

La incorporación de la inteligencia artificial está revolucionando los modelos productivos y comerciales y obliga a reinventar no sólo la forma de trabajar sino también la de motivar y retribuir a los empleados. Los análisis prospectivos apuntan que a medida que la automatización reduzca los puestos o las horas de trabajo las empresas habrán de ayudar a los trabajadores a obtener ingresos adicionales. Una posibilidad sería ayudarles a crear y monetizar sus redes sociales. También pueden optar por retribuir adicionalmente “la cesión de la propiedad de su mente” si acceden a cargar sus pensamientos en la nube de inteligencia artificial de la compañía. O podrían animarles a comercializar datos personales o de salud a cambio de una pensión, u ofrecerles pagas extras por ser embajadores de la marca durante sus actividades personales. Tampoco se descarta que algunas compañías propongan a los trabajadores “mejoras” o “aumentos” físicos o cognitivos para lograr un empleo o mejorar su rendimiento y rentabilidad.


Fuente: Mayte Ruys

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