Viernes 19 de Abril de 2024

16 de octubre de 2016

¡Feliz día, mamá!

En Quechua se decìa "mama" mucho antes de la llega de los españoles. De hecho la famosa expresión "pachamama" es genuinamente quechua sin tener que deberle nada al castellano.

El segundo domingo del mes de mayo se celebra el día de la madre; un día muy especial por el papel que ella representa en la sociedad, así como en la vida de sus seres queridos más cercanos: esposo e hijos. Entonces, quizá sea oportuno reflexionar sobre la visión léxico-semántica de las palabras: madre, mamá, entre otras, y sobre cómo esta visión influye en el contexto social.

La vigésima segunda edición del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) registra el siguiente origen etimológico de la palabra madre: Del latín mater, -tris. Joan Corominas y José A. Pascual, estudiosos de la etimología española, consideran que “La acepción madre es tan antigua como el idioma” y que “ya aparecía frecuentemente en las jarchas mozárabes (textos literarios) transmitidas por poetas del siglo XI y XII”.

Con este origen se relaciona la expresión latina “Alma Mater” (madre nutricia), locución usada en la Antigua Roma para describir a la diosa madre y, más tarde, a la Virgen María. Actualmente, se utiliza para denominar a una institución educativa, colegio o universidad, en la que se han cursado los estudios correspondientes. Este uso proviene del lema “Alma Mater Studiorum” (“madre nutricia de los estudios”), usado en la universidad más antigua del mundo occidental: la Universidad de Bolonia, fundada en 1088.

También hay otros términos, aunque con más influencia en el plano religioso y en las distintas denominaciones a la Virgen María, por ejemplo: “Mater Christi” (madre de Cristo), “Mater Dei” (madre de Dios), “Regina Mater” (Reina Madre).

A estas expresiones derivadas del vocablo originario “mater” que presentan un gran valor social y religioso, se les suman las dos primeras acepciones del DRAE: 1. ‘Hembra que ha parido’. 2. ‘Hembra respecto de su hijo o hijos’. Con respecto a la primera (que se ha usado desde los primeros diccionarios), se trata de una designación mucho más específica y biológica determinada por el embarazo. Sin embargo, en la segunda (que aparece recién en 1869, aunque en lugar de “hembra”, decía “madre”), se amplía el contexto de su uso considerando como rasgo pertinente: “la posesión o tenencia de hijos”, es decir, ya no solo se referiría a madre como la que los alumbra, sino también la que los cría, ya sea por medio de una adopción formal o por otras circunstancias.

Y ¿mamá? ¿De dónde surge la palabra mamá? La edición actual del DRAE (2001) la considera como una expresión coloquial, usada principalmente en el lenguaje infantil, que habría sido adaptada del término francés “mamam”. Aunque también podría provenir del latín “mamma” referida a la “mama o pecho”. En realidad, esta última idea sería la más antigua, de acuerdo con lo afirmado por Corominas y Pascual: “La corte afrancesada puso de moda el decir mamá en el siglo XVIII y así lo admitió la Academia en 1803”.

Además de las palabras “madre” y “mamá”, la radio o la televisión las designas como “amas de casa”, “dueñas del hogar”, “las señitos”; o en el colegio, “madres de familia”, ámbito en el que la tradicional Apafa (Asociación de padres de familia) ha pasado a llamarse Apamafa (Asociación de padres y madres de familia), a pesar de que el género masculino es inclusivo; es decir, abarca ambos géneros, no los excluye.

En definitiva, para mamá, para nuestra madre, terrenal o espiritual, siempre hay necesidad de diversas y nuevas expresiones. He aquí unos versos de Gabriela Mistral que lo reafirman: “Madrecita mía / madrecita tierna / déjame decirte / dulzuras extremas”. ¡Feliz día, mamá!

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