Jueves 28 de Marzo de 2024

EDUCACION

9 de mayo de 2018

Fondos de conocimiento e identidad:La educaciòn Inclusiva

Por: Por:Redacciòn colegio"Facundo Quiroga"

Prácticas del liderazgo educativo. Una mirada evolutiva e ilustrativa a partir de sus principales marcos, dimensiones e indicadores más representativos.

Vivimos en un mundo en constante cambio. Los procesos de transformación que hace unas décadas podían alargarse durante años se suceden ahora vertiginosamente. Lo que hoy es nuevo, mañana resulta anticuado. Así pues, nos encontramos con un nuevo mapa político, social y cultural que se dibuja como inestable por su naturaleza altamente variable. La escuela, como institución integrante de la sociedad y reflejo de ella, no puede permanecer ajena al cambio de escenario y se ve obligada a renovarse para dar respuesta a los desafíos que la sociedad del siglo XXI le presenta.

Una vía sociocultural de continuidad educativa. Diversos y múltiples estudios en esta década han destacado consistentemente, en independencia del contexto sociocultural y modalidades de organización escolar, la relevancia que posee el liderazgo en sus diversas acepciones como factor crítico del desarrollo de las instituciones educativas y sus resultados.

Orientado por las interrogantes sobre cuáles son las principales prácticas de los enfoques de referencia en liderazgo escolar en estas últimas tres décadas y qué características evolutivas lo han marcado, se presenta este trabajo de revisión, que con base en el análisis de contenido, describe, ilustra y organiza sistemáticamente, por medio de tablas y figuras, una muestra significativa de dimensiones de la práctica del liderazgo con que se le ha identificado en su evolución conceptual.

Como resultado de esto, se destaca que a las prácticas del liderazgo directivo individualista y jerárquicas se le han ido agregando características más participativas y colegiadas asociadas a una mayor distribución del poder en las organizaciones escolares.

El impacto de la globalización y la llamada sociedad de la información ponen en cuestión los parámetros tradicionales sobre los cuales hemos definido el aprendizaje: dónde se produce, con quién, cómo y para qué.

Uno de los ejes sobre los que distintos estudios parecen estar de acuerdo es el carácter situado y distribuido que tienen los aprendizajes, y con ello la necesidad de establecer continuidades educativas entre las distintas experiencias de aprendizaje tanto dentro como fuera de la escuela.

En este contexto, proponemos una relación teórico-metodológica entre los fondos de conocimiento e identidad y la historia oral para: a) producir una continuidad, en el proceso educativo, a través de elementos socioculturales de alto significado para el alumnado de educación básica; b) replantear la enseñanza como una actividad fundamentada en la interactividad sociocultural desde la misma formación inicial del alumnado.

La posibilidad de establecer un proceso de formación inicial centrado en el desarrollo de continuidades educativas durante las experiencias de acercamiento a la práctica docente. Este ejercicio ha ayudado a ajustar la estrategia de investigación sobre lo que se ha denominado didáctica cultural inclusiva.

Educación inclusiva y cambio escolar 

La educación inclusiva y los cambios escolares tienen algunos puntos de acuerdos, pero también desacuerdos. Ahora todas las reformas se declaran inclusivas aunque, en realidad, la mayoría de ellas no se han implementado para, o no son capaces de, evitar la exclusión o frenarla. Se apela con frecuencia a la democracia, la justicia y la equidad, pero sin combatir como es debido las dinámicas y estructuras cuyos resultados vulneran valores y principios básicos. 

La educación inclusiva ha tenido sus orígenes en la educación especial de hace unos años, hoy conceptualmente superada de manera amplia (García Pastor, 1993; Martínez, 2002; Arnáiz, 2003; Echeita y Verdugo, 2005; Barton, 2008; Wehmeyer, 2009). Tiene relaciones explícitas con otras tradiciones pedagógicas en las que se aboga por la defensa de la escuela y la educación públicas; la crítica al neoliberalismo educativo; el currículo y la enseñanza democrática, justa y equitativa. En la actualidad integra claves sociológicas, no solo psicológicas; antropológicas y culturales, no ya clínicas; políticas, éticas e ideológicas, no solo metodológicas. Se utilizan para analizar, valorar y reconstruir, de acuerdo con ciertos valores y principios, la organización del sistema escolar y los centros, el currículo y la enseñanza y los aprendizajes de 3 los estudiantes. No solo pone el foco en la inclusión, sino también en la exclusión: ambos fenómenos operan recíprocamente y han de ser estudiados de forma dialéctica.

El reconocimiento y la valoración de la educación como un derecho esencial que ha de garantizarse a todas las personas, sin ningún género de discriminación o exclusión, es un valor y un principio fundamental, abiertamente ideológico, no fáctico. La educación inclusiva pertenece al universo de la ética, la justicia social, la democracia profunda y la equidad, que es lo contrario a la lógica de los méritos, la rentabilidad y la eficiencia (Thomazet, 2009). Es una cuestión de valores sustantivos, no abstractos, como bien ha puntualizado Booth (2005); al mencionar equidad, participación, compasión, respeto activo de la diversidad, no bastan la tolerancia, la honestidad, la realización de derechos y la sostenibilidad. La educación inclusiva, por lo tanto, no pertenece al dominio de los hechos corrientes en materia de desigualdad de derechos, oportunidades y logros, sino al de utopías realistas que, por complejas, difíciles y lejanas que estén, deben inspirar políticas, culturas y prácticas, con un enfoque no inspirado en opciones caritativas y particulares sino en imperativos morales y de justicia social. Dicho tajantemente, como lo hace el Bristol City Council (2003), la educación inclusiva es la única educación moralmente defendible.  

 Los sujetos de la educación inclusiva y los aprendizajes debidos  

 los aprendizajes en cuestión han de entenderse desde una perspectiva integral (cognitivos, emocionales y sociales). Ello exige superar cualquier obsesión por la eficacia competitiva en los resultados (aunque importan), valorando con esmero los procesos, la calidad de vida escolar. De manera que aprendizajes como el desarrollo de una imagen positiva de sí, el apoyo al sentido de capacidad, a vivencias de pertenencia y identificación, autonomía y poder, son esenciales .

La educación inclusiva y el derecho fundamental de todas las personas a una buena educación.

El propósito de la educación inclusiva es permitir que los maestros y estudiantes se sientan cómodos ante la (Leiva, J.J. y Jiménez, A.S. 44 REID, 8, pp. 41-62 )diversidad y la perciban no como un problema, sino como un desafío y una oportunidad para enriquecer las formas de enseñar y aprender.

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