Miércoles 17 de Abril de 2024

EDUCACION

25 de junio de 2018

Padres tengamen paciencia

Por: Meritxell Sánchez Eligio

Aprender a tener más paciencia es importante para obtener resultados positivos en la vida e incluso buenas relaciones interpersonales.

El mundo en el que vivimos y la sociedad en la que hemos nacido está constantemente en movimiento, y no espera por nada ni por nadie.

Es por esto que a veces, para poder llevar el ritmo que nos marca la sociedad necesitamos obtener aquello que esperamos lo más rápido posible. Y esto, además de crear ansiedad, no es algo que nos ayude, ya que hace que nos impacientemos, siendo la espera mucho más dura y más larga de lo que realmente es.

Dicen que tener paciencia es poseer una gran virtud; y es que seguro que en muchas ocasiones, has deseado poseer un poco más de calma para saber afrontar la situación de una forma más llevadera.

¿Qué es la paciencia?
Es un término que tenemos muy interiorizado, pero que posiblemente nunca te hayas parado a definir.

¿Cuántas veces por la impulsividad has obtenido menos de lo que esperabas o algo diferente? ¿En cuántas ocasiones has sentido que te desesperabas por que no recibías noticias sobre algo o alguien? Sin conocerte me aventuro a decir que tu adverbio ha sido: “muchas” o al menos, más veces de las que quisieras.

La palabra paciencia deriva de la palabra en latin “patientia”.

Ya por la época en la que el latín formaba parte de nuestro lenguaje la palabra hacía referencia a la capacidad que tiene un individuo para poder soportar una determinada situación sin que los nervios estuvieran presentes ni se perdiera la calma. Por lo que podemos decir que la paciencia es una cualidad que nos ayuda a no entrar en un estado alterado.

En la definición anterior, quizá una de las palabras claves sería la de “soportar”, ya que cuando el individuo de cansa de aguantar una determinada situación es cuando empieza a mermar la paciencia y sentimos que no podemos ceder más de forma tranquila ante algo o alguien.

La paciencia como bien sabrás guarda una muy buena relación (así como directa) con la paz y la calma. Además suele verse implicada también una actitud positiva y una visión contraria a padecer incertidumbre. Una filosofía que abarcaría la frase de “lo que tenga que ser, será y si no es no debía serlo”.

No se trata de ser pasivo, sino de intentar reponsabilizarse de lo que realmente podemos controlar.

Las personas que no suelen ser pacientes, suelen padecer de ansiedad e intransigencia. Lo quieren todo de inmediato y sin tener que esperar por ello. Además añadir que suelen no esforzarse para conseguir las cosas, pues a veces, la paciencia también va ligada de esfuerzo, pero como todo, el esfuerzo da sus frutos al tiempo y no cuando nosotros queremos. De nuevo es bueno hacer alusión al término del control.

¿Ser paciente es ser pasivo?
En absoluto. La respuesta es un no rotundo.

No debe confundirse ser paciente con ser pasivo (o en una jerga más coloquial ser un “pasota”). Las personas que toman y tienen una actitud pasiva, suelen actuar ante la vida de forma irresponsable, con falta de compromiso. Tener una actitud pasiva significa no ser responsable de nada porque todo me da igual.

Sin embargo ser paciente no implica adoptar una postura pasiva ante la vida. Puede que si tenga relación con aprender a fluir con los acontecimientos que vivimos, pero siempre adoptando una postura responsable ante lo que nosotros podemos hacer en ese acontecimiento.

Además la paciencia no solo implica esperar sin alterarse, sino darle a cada cosa su tiempo, y tener la suficiente fortaleza como para esforzarnos por conseguir una meta sin rendirse.

Un buen ejemplo puede ser el tema académico. Cuando nos formamos además de ser responsables y tener buena actitud, es necesario ser perseverante para asentar los conocimientos a largo plazo.

¿Una persona paciente nace o se hace?
Es cierto que nuestra naturaleza psíquica y los rasgos de personalidad con los que nacemos pueden ayudarnos a ser más o menos pacientes. En algunas personas puede que exista de forma innata una tendencia a ser más tolerantes y pacientes que los demás.

Pero las personas no solo somos aquello con lo que nacemos, sino que nos componemos de todas y cada una de las experiencias que nos van ocurriendo y nutriendo a lo largo de la vida.

Si eres una persona poco paciente y estás leyendo este artículo con la esperanza de encontrar un remedio ante tu nerviosismo provocado por la espera; estás de suerte porque te diré que la paciencia puede desarrollarse.

La paciencia puede entenderse como una actitud, que puede irse adoptando poco a poco en la vida. Basta con querer desarrollarla y potenciarla para que dispongamos de más paciencia de la que tenemos normalmente.

Como ya te comenté al inicio de la publicación, voy a darte algunos consejos para que puedas desarrollar tu paciencia, y beneficiarte de saber esperar sin alterarte o rendirte.

7 consejos para desarrollar tu paciencia
Con estos consejos, aplicándolos poco a poco, podrás ir desarrollando tu paciencia. Recuerda que como todo en la vida, esto lleva un tiempo; más aún si jamás intentaste ser más paciente.

Los procesos y los cambios necesitan constancia y tiempo para lograr las metas que se proponen. 

1- Entiende que no puedes controlarlo todo
Debes entender que no tienes poder para poder cambiar las situaciones ni a las personas. Intentar controlar aquello sobre lo que no podemos influir puede ser muy frustrante.

Es bueno que en lugar de gastar la energía en intentar controlar y cambiar las cosas, la emplees en aceptar que no puedes responsabilizarte de aquello que se escapa de tu alcance.

Existen situaciones en la vida en las que no hay más remedio y tarea que esperar. Por lo que plantéate si realmente merece la pena emplear el esfuerzo en querer cambiar la situación aún sabiendo que eso no es posible.

Además sería recomendable que hicieras consciente qué es lo que realmente te hace impacientarte. Algo así como darle una respuesta a la pregunta: “¿Por qué no puedes esperar?”

2- Ten presente que cada proceso está compuesto de subprocesos
Debes ser consciente de que cada proceso lleva su tiempo y que cada proceso cuenta con unos pasos necesarios para que todo salga correctamente. Si intentas saltarte algunos pasos corres el riesgo de que el resultado no sea tan bueno como esperabas o necesitabas.

Incluso existen situaciones en las que es imposible saltar de un paso a otro sin pasar por los pasos intermedios.

Relájate y  tomate tu tiempo para cada paso. Es cierto que a veces hacer las cosas de forma segmentadas desde fuera nos da una sensación de que nos llevará mucho tiempo, pero créeme si te digo que muchas veces se te hará el proceso más corto de lo que imaginabas.

Además el estar ocupado, te hará despejarte un poco ante el sentimiento de impaciencia y conseguirá que el tiempo (bajo tu sensación) pase más rápido.

Ya lo decía Einstein: “ nada es absoluto y todo es relativo”.

3- Analiza otras situaciones anteriores en las que tuviste que mantener la calma y tener paciencia
Este consejo puede ayudarte a valorar en base a otras experiencias qué postura y actitud tomar ante una experiencia actual.

Si en experiencias anteriores fuiste paciente, puedes obtener información relevante sobre cómo afrontar una situación que ocurre en el presente.

En base a los resultados obtenidos de esa situación antigua podemos encontrar claves que nos indican de qué forma hacer las cosas en una nueva situación.

4- Una actitud positiva puede ayudarte a conseguir tus objetivos
Cuando disponemos de una buena actitud ante la vida, las situaciones se ven de diferente forma. Si nos preocupamos y pensamos que todo nos va a salir mal, la paciencia posiblemente no estará de nuestro lado.

Debemos confiar en que si hacemos las cosas lo mejor que podemos, la probabilidad de conseguir aquello que necesitamos o anhelamos es mayor que si nos desesperamos y tenemos una visión negativa ante la vida.

Además, cuando adoptamos una actitud positiva, esto nos ayuda a tener una visión menos catastrofista sobre los contratiempos que puedan aparecer.

Por otra parte, recuerda que la actitud positiva debe ser una premisa para no rendirse, por lo que si no obtienes los resultados que esperabas, no te desanimes, puedes volver a intentarlo.

5- Permítete darte tiempo
Te resultará curioso saber que la mayoría de veces la persona con la que somos más impacientes es con nosotros mismos. Otórgate tiempo a ti mismo para hacer las cosas y aprender de las experiencias.

Adoptar una postura intransigente y poco respetuosa con uno mismo o forzándose a hacer cosas que no salen de forma natural, no solo no te ayudará a ser paciente, sino que dañará tu autoestima.

Cada cosa requiere su tiempo, igual que cada persona necesita pasar por un determinado proceso a su ritmo. Y tú no eres una excepción.

Es bueno que en este consejo intentes aplicar el arte de saber escucharte y entenderte. Permítete sentir las emociones que quieras, pero recuerda que puedes guiarlas para que te ayuden de forma constructiva ante aquello que desees conseguir.

6- Practica la meditación y aprende a respirar mejor
Es una buena forma de desconectar por un rato del mundo en el que vivimos, y conectar con nosotros mismos. Además la relajación y la paz que sentirás durante la meditación puede ayudarte a sobrellevar aquellas situaciones que te causan estrés.

A parte de practicar la meditación y la relajación, puedes mantenerte ocupado en otras tareas que no tengan relación directa con aquello que estás esperando.

Esto hará que te distraigas un poco y no te agotes al emplear todo tu tiempo en focalizar tú atención sobre aquello que te preocupa o necesitas conseguir.

"lo maravilloso de aprender algo, es que nadie puede arrebatártelo"

¿Y tú qué otras formas conoces de ser más paciente?

Meritxell Sánchez Eligio: Es Graduada en psicología por la universidad de Sevilla. 

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