Martes 30 de Abril de 2024

CIENCIA

16 de mayo de 2017

Educar mentes curiosas, el reto de la ciencia en el colegio

La infancia, justamente, es esa gran etapa de la vida en la que todo está por inventarse. Son años de ojos brillantes, de descubrimiento, de curiosidad a flor de piel.

Es una etapa en la que brotan continuamente las “ideas maravillosas”, como la de Sofía y Camilo cuando se les ocurrió armar el xilofón de botellas. Son esas ideas que, sin pedir permiso, de pronto aparecen y nos abren la puerta a mundos nuevos. Que seguramente no son nuevas para la humanidad, claro, pero sí para nosotros cuando las pensamos por primera vez. Que nos dan confianza en que somos capaces de crear, inventar, entender y transformar lo que sucede a nuestro alrededor. Que nos hacen sentir que el mundo está en nuestras manos. Esas ideas maravillosas nos dan la alegría de saber que somos protagonistas de un mundo en permanente construcción.

Se desarrolla el pensamiento científico y tecnológico a lo largo de los primeros años de vida, considerando especialmente la etapa que transcurre entre el nivel inicial y los primeros años de la escuela primaria y se profundizan en la escolaridad secundaria.

Pondremos el acento en cómo educar esa curiosidad que resulta tan evidente en los niños pequeños, para potenciarla a lo largo de la escolaridad y desarrollar, al mismo tiempo, hábitos del pensamiento cada vez más potentes, más organizados y más rigurosos.

Pensar acerca de qué se trata (y por qué es importante) eso que llamamos pensamiento científico y tecnológico, especialmente considerando la etapa de la infancia y que se estimula durante toda la escolaridad hasta la secundaria.

Es un camino que comienza en el momento mismo en que nacemos, que parte del deseo curioso e incontenible de comprender y transformar todo lo que vamos encontrando a nuestro paso. Discutiremos los resultados de investigaciones que muestran a las claras que los rudimentos del pensamiento científico y tecnológico ya están presentes desde que somos muy pequeños. Pero mostraremos también que, para que ese tipo de pensamiento se desarrolle en toda su potencialidad, hace falta un “otro“ (¡u otros!) que nos oriente, desafíe y acompañe de cerca (y a lo largo del tiempo) en ese camino de aprendizaje.

Las metodologías de enseñanza nos ayudan a formar el pensamiento científico y tecnológico de los niños. Sabemos que hay ciertas maneras de trabajar con los chicos que favorecen el desarrollo de esa mirada curiosa y transformadora del mundo. También conocemos estrategias de enseñanza que favorecen el espíritu inventor. Se basa en la necesidad de proponer preguntas y ofrecer espacios de desafío y exploración, acompañados de un andamiaje cercano que ayude a organizar lo aprendido en ideas y estrategias de pensamiento cada vez más potentes. Para ello propondremos un modelo para la acción, que sugiere contextualizar el aprendizaje, involucrar a los jòvenes en prácticas auténticas de indagación y diseño, y ofrecer oportunidades para que hagan “visible” su pensamiento. Asimismo, discutimos cómo las nuevas tecnologías (en especial la posibilidad de contar con computadoras, pizarròn digital, plataforma educativa propia y dispositivos programables), se potencian la posibilidad de que los jòvenes inventen, resuelvan problemas en grupo y diseñen soluciones.

Para que la enseñanza de la ciencia cumpla el reto de facultar a los estudiantes para manejar mejor la vida de cada dìa, tiene que encontrar una forma de enseñanza que garantice que lo que se ha aprendido en la escuela realmente ayuda en el mundo exterior, tan espontàneo, entrelazado y cargado de valores.


Por lo tanto, una parte fundamental del caràcter distintivo de la ciencia en nuestro colegio "Facundo Quiroga", es u incitaciòn a la <creaciòn e indagaciòn> ante el poderoso impulso de hacer el mundo a imagen y semejanza de uno mismo mediante el pensamiento y la percepciòn.

Fuente:Directora del colegio secundario Facundo Quiroga"

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