Viernes 29 de Marzo de 2024

PSICOLOGIA

25 de julio de 2016

Cuál es la verdadera razón por la que odias festejar tu cumpleaños

Soplar las velitas no siempre es motivo de alegría. Si sos de los que odian la parafernalia cumpleañera, no te pierdas esta nota.

De chico amabas cumplir años: los regalos, la torta de chocolate que te preparaba tu mamá y los tirones de orejas que te daban tus amigos durante el recreo, te hacían sentir único y especial. Sin embargo, dejaste de ser un niño y lo que era motivo de alegría se transformó en fastidio y dolor de cabeza.
 

Ahora todos los años te pasa lo mismo: se acerca la fecha de tu cumpleaños y te empieza a agarrar una angustia inexplicable. Parece que se viene el Día Final cuando en realidad lo único que cambia es un número en el calendario. Tu familia y amigos te preguntan qué vas a hacer y vos lo único que querés es que te trague la tierra y te devuelva un par de días más tarde.
 
Tranquilo, no sos ningún bicho raro. Mucha gente padece sus cumpleaños y aprovecha para tomarse unos días de vacaciones o se inventa una gripe para pasar desapercibido y zafar de todo el asunto de la torta, los chinchines y las felicidades.
Las fechas claves, como los cumpleaños, la navidad o el año nuevo, son una marca ineludible del paso del tiempo. Nos recuerdan que el reloj corre y que la eternidad sólo existe en los cuentos de hadas. Sin embargo, no hay que desesperar ni tomarse las cosas como si fueran una tragedia griega. “Si tu problema tiene solución, no te preocupes. Y si no la tiene, entonces no es un problema”, dice el proverbio chino. Nadie puede detener el tiempo y dejar de cumplir años, así que entregate y no sufras por algo que no se puede cambiar.

Concentrate en lo que sí depende de vos. Podés pasar el natalicio sin que eso implique una crisis de llanto bajo la almohada ni un atracón de chocolates y melodramas. Para lograrlo es fundamental que cambies el foco y dejes de pensar en la cantidad de años que cumplís y en la larga lista de “debería” que vos y el entorno te exigen.
 
Llegar a los 30 no significa que tenés que tener la vida resuelta, estar en pareja y con el título universitario colgado en la pared de tu living. Tampoco cumplir 40 implica que se te estén acabando los años dorados y que comience la decadencia. A veces sucede todo lo contrario y es simplemente tu cabeza la que te juega una mala pasada.

Muchas personas se angustian porque sienten que no han podido alcanzar sus metas o que no cumplieron con los objetivos que tenían en mente para determinada fecha o época de su vida. En general, la autoevaluación y frustración se acentúa cuando se cambia de década. “La mejor prevención de los efectos negativos ligados al paso del tiempo es encontrar lo que para cada uno constituya su deseo y seguirlo como un proyecto vital”, dice la licenciada Alix Utne, perteneciente a la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados.“Hay que tener una posición activa para poder lograrlo y no importa la edad que tengamos ni los años que cumplamos”.
 
El desafío está en hacer oídos sordos a los mandatos sociales y aprender a disfrutar el presente sin tanta exigencia. Nadie puede impedir que el reloj avance, pero sí podemos hacer que cada día valga la pena. Ya lo dijo Fito Paez: es sólo una cuestión de actitud.

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