Viernes 26 de Abril de 2024

PSICOLOGIA

31 de octubre de 2016

El dolor físico alivia el dolor psíquico

Autodaño, la forma de pedir ayuda de los adolescentes.La falta de autocuidado es una característica de los jóvenes actuales que llega al extremo de dañarse a sí mismos.

Para los especialistas es una manera de lidiar con el dolor psíquico y se relaciona con la falta de recompensas o gratificación en sus actividades y sentirse desamparados.

Los especialistas en adolescencia aseguran que desde hace varios años se aprecian conductas en este grupo que apuntan a dañarse a sí mismos y observan con preocupación que el número va en aumento.

Los cortes en la piel son la situación más dramática y explícita, lesiones conocidas como autoinjurias que se realizan en distintas partes del cuerpo pero que no tienen como objetivo final la muerte. 

También realizan juegos a modo de desafío como el de la asfixia, tragar canela sin líquido para ahogarse, beber grandes cantidades de algún producto o soportar hielo con sal sobre la piel lo que termina quemándoselas. 

“El dolor físico alivia el dolor psíquico”, sostuvo la psiquiatra y psicoanalista infanto juvenil, Liliana Moneta con 30 años de trayectoria, que se abocó a tratar temas que afectan a este segmento. 

Se relaciona con la falta de autocuidado por lo que también se expresa en relaciones sexuales desprotegidas, adicciones, alcoholismo y otras prácticas similares.

 Moneta detalló algunas de las particularidades que definen a los adolescentes actuales que reaccionan de esta manera frente al dolor. 

La falta de conciencia del autocuidado los lleva a conductas que ponen en riesgo su salud, su calidad de vida y hasta la propia supervivencia. Esto se vincula con una falta de valoración de la vida.

Otra particularidad es la falta de proyección a futuro, como consecuencia de lo mismo y a partir de lo cual no habría mucha necesidad de cuidarse. 

Además son víctimas de la economía de mercado: la publicidad los bombardea y son uno de los segmentos más consumidores. Se dirige justamente a ellos que tienen un psiquismo vulnerable.

Si se les ofrecen los productos es porque deben poder tenerlos, hoy para muchos la existencia se defina como “tener para ser”, indicó la psiquiatra por lo que vale cualquier cosa para obtener eso que se merecen. 

Nuevas formas

Para entender esto hay que hablar de nuevas formas: de ser adolescente y del contexto lo que conlleva también nuevas formas de enfermarse desde el punto de vista psicológico.

Para Moneta se trata de otra forma de estar en el mundo, sin embargo, aclaró que hay especificidades en los jóvenes latinoamericanos con particularidades de cada país. En el caso del argentino tiene una carga narcisista. 

“Antes había formas convencionales de enfermar pero lo que se ve ahora no coincide con lo establecido en los manuales de clasificación de diagnósticos”, mencionó.

Podría decirse que esas mismas patologías cambiaron la manera que tienen de manifestarse. Tanto esto como las mismas conductas de los chicos están profundamente influidos por el contexto actual. 

Los cambios comenzaron a aparecer en los 90 con la globalización, cuando aparecieron fuertes procesos de transculturación y las convenciones y valores éticos y morales aceptados socialmente comenzaron a ser cuestionados. 

Las variables socioculturales, económicas, religiosas, políticas y epocales comienzan a tener un impacto que antes no tenían en la  psiquis y sus trastornos. 

Las patologías actuales son complejas, del borde y del acto. Esto implica que influyen en ellas muchas variables y que que están siempre al límite. Además,  según explicó la médica  les cuesta mucho poner en palabras lo que les pasa por eso pasan a los actos. 

La crianza

Tales conductas no son algo inherente a los jóvenes sino una reacción frente al contexto. Según los profesionales consultados, este tipo de situaciones atraviesan a todos los segmentos socioeconómicos. 

La forma de crianza que ha sufrido cambios los últimos años fue señalada como uno de los elementos de mayor impacto. Padres que deben trabajar, que se ausentan, que viajan, que no se responsabilizan, los dejan a la deriva en esta difícil etapa.

Por eso, Moneta aduce que se sienten desamparados y que lo que están haciendo es pedir ayuda. 

“Hay que reparar algo que está en déficit, generalmente aparece una falla temprana en el vínculo con la madre”, detalló. Esta relación es tan relevante que de ser buena puede atenuar otros impactos negativos. 

Darío Gigena Parker, médico psiquiatra especialista en adicciones explicó que las nuevas formas de parentalización han determinado un cambio de paradigma  y que a partir de esto hay nuevas teorías que explican las conductas problemáticas como la violencia, el bullying, las adicciones o las dificultades para sociabilizar. 

Desde su punto de vista, otro elemento que determina sus elecciones es la falta de recompensa (o gratificación) que obtienen en las actividades socialmente valoradas como estudiar y no tener un buen desempeño. O no sentir que estas elecciones son valoradas por los padres o adultos.

Esto los lleva a inclinarse por conductas antisociales a través de las cuales obtienen alguna gratificación aunque sea efímera. Por ejemplo, las drogas les dan recompensas sociales, cerebrales y sociales  pero van de la mano con desventajas y daños.

Habrá que enfrentarlos con la necesidad de poner en la balanza unos y otros. 

En definitiva lo que requieren es el acompañamiento de los padres, que sientan que hay normas claras que los respetan en su individualidad, que se sientan escuchados y valorados.

 

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