La inteligencia emocional se refiere a la capacidad que nos permite tomar conciencia de las emociones, comprender los sentimientos de los demás (empatía), tolerar las presiones y frustraciones en la vida diaria, y aumentar nuestras posibilidades de desarrollo social. La inteligencia emocional también es la capacidad de motivarse y persistir frente a las decepciones, controlar los impulsos y demorar la gratificación, regular el humor y evitar que los trastornos disminuyan la capacidad de pensar.

 La división emocional/racional es lo que llamamos “corazón” y “razón”, es decir, cuando más intenso es el sentimiento, más dominante se vuelve la mente emocional y más ineficaz la racional, esto se explicaría en que los sentimientos nos mueven antes de razonar lo que hacemos.

Aunque estas dos mentes, la emocional y racional, operan en su mayor parte en un equilibrio. En los seres humanos la amígdala es la especialista en asuntos emocionales, pero esta también puede desencadenar una respuesta emocional antes de que los centros corticales hayan comprendido perfectamente lo que está ocurriendo.

Por otra parte, mucho se habla del coeficiente intelectual, pero en este caso tiene poco que ver con la vida emocional. Las personas más inteligentes pueden hundirse en pasiones desenfrenadas e impulsos incontrolables; ya que aunque tengan un CI elevado pueden manejar mal sus emociones en la interacción con los demás.

Se afirma que en todos nosotros hay una mezcla de CI e inteligencia emocional en diversos grados, sin embargo la inteligencia emocional aporta más de las cualidades que nos hacen más plenamente humanos, para ello es necesario no sólo desarrollar y mantener la inteligencia sino también aprender de las emociones, reconocerlas y trabajarlas.

 Las personas que conocen sus propias emociones pueden reconocer mejor las emociones de los demás, con lo cual pueden llegar a ser más eficientes en el ámbito laboral y social, ya que sus relaciones interpersonales son mejores, con un mayor vínculo y existe una comunicación más efectiva.

Dentro de la educación de las emociones se expresa que en la inteligencia emocional lo mejor es la conciencia de uno mismo, en el sentido de reconocer los propios sentimientos y construir un vocabulario adecuado para expresarlos, ver los vínculos existentes entre pensamientos, sentimientos y reacciones, para ello es importante conocer las emociones primarias que son: alegría, tristeza, miedo, asco y enojo.

A continuación te presentamos la flor de las emociones, esquema que representa de forma gráfica la diversidad y matices que existen.

Es importante mencionar que la mayoría de los trastornos del estado de ánimo tiene una raíz emocional, en donde al reprimir lo que sentimos, la mala regulación y expresión de los mismos, generan una mayor probabilidad a largo plazo de padecer un trastorno del estado de ánimo, de ahí la importancia de conocer y saber manejar las emociones.

La inteligencia emocional define gran parte de nuestras vidas y es una gran influencia al momento de tomar decisiones, por ello es un factor muy importante a estudiar en las personas; inicialmente es difícil lograr un buen manejo de las emociones, ya que es necesario un alto grado de autoconocimiento y de las frustraciones e impulsos, así como de una excelente comunicación, para entonces aplicar estos conocimientos de una manera eficiente y obtener un buen desempeño laboral, social y familiar.

En la actualidad es importante que exista una educación emocional desde que se es niño, esto genera un mayor conocimiento de qué es una emoción, lo que se siente y cómo expresarlo de una manera sana, ya que cuando no hay una correcta expresión de las emociones (como son el enojo o la tristeza) puede desarrollarse una depresión mayor o incluso un intento de suicidio. Es importante saber y hablar de ello ya que por lo general en la sociedad se evitan este tipo de emociones por considerarse malas o inadecuadas, pero son las que mayor daño ocasionan a nivel emocional, cuando se evita llorar, gritar, entristecerse o enojarse.

La inteligencia emocional, no supone evitar experimentar emociones o sentimientos, sino saber manejarlos y expresarlos de manera sana para que no perjudiquen a la propia persona ni a los demás.

 Si en ocasiones has tenido problemas para controlar tus emociones o sabes de alguien que ha pasado por esto, es recomendable que acudan con alguien calificado que pueda asesorarlos y darles la guía correcta en la Inteligencia Emocional, para ello, cuenta con nuestro apoyo en esta labor.

Las personas que están emocionalmente sanas tienen el control de sus pensamientos, sentimientos y comportamientos.