Sábado 27 de Abril de 2024

SOCIEDAD

24 de marzo de 2017

Adolescentes: de la trasnoche veraniega a las aulas de la escuela

Los chicos disfrutan de acostarse muy tarde. Pero un descanso inadecuado tiene impacto físico, cognitivo y emocional, por lo que recomiendan ajustarlo para comenzar en buenas condiciones las clases

Los padres viven en carne propia este gusto de niños y adolescentes por evadir la cama y quedarse despiertos hasta tarde. 

“Nosotros nos vamos a dormir, pero mi hijo se queda despierto, a veces juega en red con amigos y se acuesta a las tres o cuatro de la mañana”, contó Natalia, mamá de Renzo de 12 años.

Señaló que esto tiene que ver con la confianza que tienen en su hijo ya que saben que no ingresará en sitios inadecuados y aclaró que esto es así solo en vacaciones y que cuando comienzan las clases ya sabe que debe acostarse temprano. 

No es muy distinto del panorama que viven muchas familias, que durante las vacaciones se hace casi una rutina. Quedarse conectados en redes sociales, escuchando música, jugando o viendo televisión son actividades nocturnas típicas que mantienen la casa “encendida” durante la noche cuando hay chicos. 

Jorge Chávez, especialista en Seguridad Informática que trabaja con adolescentes detalló que el fenómeno surgió ni bien apareció internet y se los denominó “vampiros adolescentes”. En la actualidad con la masificación de la conexión y la disponibilidad de diversos dispositivos se ha acentuado.

Agregó que por otra parte, “nos pasa incluso a los adultos que de noche nos conectamos más, por una cuestión lógica de que se tiene más tiempo, es un entretenimiento paralelo a la televisión”. 

Para la psicóloga y psicopedagoga Cristina Reta, si bien es un hábito común en niños y adolescentes, puede verse acentuado por los hábitos de la familia, ya sea porque les gusta acostarse tarde o porque hay desorden en cuanto a la organización de horarios.

Pero los chicos “orgánicamente necesitan descanso nocturno y de determinada cantidad de horas, cuando esto no ocurre la capacidad de concentración baja sus niveles rotundamente”. 

Sin embargo, la laxitud de las vacaciones  en torno al asunto encontrará su contrapunto en breve, con el comienzo del ciclo lectivo (el 6 de marzo para la mayoría, aunque hay continuidad en el paro docente en algunas provincias). El asunto entonces es sobrevivir al proceso de adaptación.

Todos los especialistas consultados coincidieron en que los docentes notan el impacto los primeros días de clases cuando los chicos van dormidos y no tienen buen rendimiento académico. 

“Incluso algunos van sin desayunar y al consultar a los padres señalan que no quieren levantarse y van a la escuela dormidos”, dijo Chávez. 

“Les cuesta mucho adaptarse otra vez, cuesta los primeros días, hasta que enganchan el ritmo”, sostuvo Natalia Pérez, docente de secundaria. Los que más sufren la situación son quienes van al turno mañana ya que deben levantarse temprano, sin embargo la profesora contó que también se ve el impacto en los de la tarde.

“Se levantan tarde y van sin almorzar, entonces sin desayuno y sin almuerzo luego están desesperados por salir al recreo, eso les disminuye notablemente el rendimiento académico. Y para colmo compran tortitas, alfajores, gaseosas por lo que entre esto y haberse saltado comidas no tienen una buena nutrición”.

Explicó que quienes cursan los últimos años van con muchas expectativas porque comienzan con las materias del ciclo orientado y esto implica una sobrecarga. 

Miguel Daffra, jefe del servicio de Neurología del hospital Del Carmen, explicó que “las vacaciones alteran los que se llaman ritmos circadianos o ritmos biológicos. Al caer el sol se producen hormonas que se generan en un proceso de sueño normal (nocturno), esto fue destruido por el modernismo y en particular por las nuevas tecnologías”.

A esto se suma que los adolescentes suelen escuchar música estridente y tienen “ultrasociabilidad”, actividades que también alteran el sueño.  Subrayó que para funcionar bien se requiere de unas 8 horas de sueño nocturno y que si no se está bien descansado lo que hay es una falsa vigilia que afecta lo  físico, lo cognitivo y lo emocional.

Los especialistas sostienen que es importante considerar que acomodar estos desórdenes horarios es algo que se hace de manera paulatina y que por  lo tanto requiere tiempo. 

Acordar pautas y horarios entre padres e hijos

Al parecer, no hay forma de ordenar el asunto sin la intervención de los adultos. Por eso, la psicóloga y psicopedagoga Cristina Reta aconseja mantener un buen diálogo con los hijos y explicarles los motivos por los cuales deben acostarse más temprano.

“Es una cuestión de organización familiar y de cómo encaran los adultos la situación, estas cosas se pueden negociar y tienen que llegar a ser acuerdos familiares”, destacó la profesional.

Más adelante, aclaró: “no es bueno para ningún chico estar conectado hasta cualquier hora en cualquier época del año porque va generando cierto tipo de adicción”. 

Explicó también que es necesario determinar normas que deben ser cumplidas pero estas no pueden  ser impositivas sino acordadas de manera mancomunada. Incluso los niños pequeños pueden comprender lo que se les plantea y pueden dar su opinión, mientras que hay que evitar posturas rígidas y exageradas en cuanto a la determinación de horarios para navegar por la red.

Por otra parte, la especialista consideró que “hay que hacer bastante psicoeducación con las familias porque por ahí no son conscientes (de las consecuencias), tampoco es cuestión de que al otro día duerman en cualquier horario porque necesitan descanso nocturno”. 

La mayoría de los especialistas recomiendan ir ajustando paulatinamente el descanso desde ahora, ya que, según Reta, es importante el rendimiento aún en esta primera etapa en que se hace el diagnóstico de los alumnos.

Por otra parte, a la hora de iniciar el proceso de readaptación a la escuela, sugirió como algo positivo ir introduciendo tiempo de repaso para reactivarse. 

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