Martes 19 de Marzo de 2024

REFLEXIONES

18 de diciembre de 2019

Por qué se portan mal los niños

Si hay algo que le debemos enseñar a controlar a nuestros hijos desde pequeños es el carácter.

Por: Por:Redacciòn colegio"Facundo Quiroga"

A lo largo del dìa, los niños pueden ir acumulando un montón de sentimientos que por una cuestión inmadurez, no logran saber expresar con palabras.

Hay que analizar el porqué de su comportamiento. Un niño que empieza a andar lo tocará todo, pues está explorando. A los 3 años se escapará con facilidad porque está descubriendo el mundo. Si le están acosando, quizás se defienda. Y, si lloriquea durante toda la tarde, a lo peor está enfermo. Una acción puede tener distintas lecturas, así que, antes de empezar a regañar, hay que valorar la situación.

Consecuencias de gritar a los niños
A la larga un abuso de la fuerza conlleva un sufrimiento del niño y un deterioro de su autoestima, ya que no se siente valorado ni querido por sus padres y le impide establecer una relación cálida y afectiva con ellos. Por el contrario, puede convertirse en un eterno rebelde que desafía continuamente a la autoridad y al que se le va a ir incrementando la frecuencia y la intensidad de los insultos, las amenazas o los castigos, llegando incluso a los malos tratos psíquicos y físicos, extremo que hay que evitar a toda costa.
En algunas ocasiones, los padres se limitan a aplicar los modelos o esquemas familiares que emplearon con ellos en su infancia. Otras veces, creen que, «dando caña» a su hijo, éste «se pondrá las pilas» y conseguirán convertirle en un adulto brillante. En la mayoría de los casos, este tipo de conductas se deben también a un cúmulo de tensiones personales por parte de los padres, que finalmente paga el más débil. Pero, para conseguir que un niño sea obediente o que llegue a ser alguien competente en un futuro, no es necesario que sea a costa de un presente amargo, cargado de humillaciones y tensiones.

No es raro haber utilizado en alguna ocasión alguna frase en tono elevado para corregir el comportamiento de un hijo y conseguir el efecto que se pretendía. Pero si el niño se acostumbra a las reprobaciones, para obtener los mismos resultados el adulto ha de utilizar las descalificaciones cada vez más a menudo y de forma más ofensiva. Es básico tener autoridad a la hora de educar al niño y fijar de forma clara los límites y los objetivos, pero no hay que confundirlo con el autoritarismo.

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