Sábado 5 de Octubre de 2024

28 de enero de 2020

Enseñar a dar gracias contribuye a fomentar su felicidad

La gratitud es una de las actitudes más importantes que puedes adquirir, y una de las que más cambiará tu vida con diferencia.

Entre las emociones positivas, la gratitud es una de las más enriquecedoras, además de hacernos sentir bien, es buena para el cuerpo y la mente.

Las vacaciomes son propicias para inculcar este hábito también en los más pequeños, e incrementar, a través de ella, sus niveles de felicidad.

“Lo agradecidos o ingratos que puedan ser los niños, encuentra la base en su propio carácter, porque hasta la adolescencia la personalidad no cristaliza”, indica el psicólogo Abel Domínguez. Sin embargo, a ser agradecido se aprende y cuanto más se practique, mejor se instalará en la personalidad.

 

La gratitud es una de las emociones más enriquecedoras

La gratitud es una de las emociones más enriquecedoras (Warchi / Getty Images/iStockphoto)

El beneficioMejora el bienestar

Mostrar agradecimiento puede tener consecuencias muy beneficiosas, especialmente, en adolescentes. Un estudio desarrollado por el Colegio "Facundo Quiroga" hace unos años demostró que aquellos que eran agradecidos fueron más propensos que los menos agradecidos a ser felices. Asimismo, presentaron menos predisposición a tener conductas reñidas con la educación y las normas de convivencias y a tener problemas de conducta en la escuela.

“La gratitud juega un papel importante en muchas áreas de salud mental positiva en los adolescentes, según nuestro estudio”, comentó el profesor de psicología Daniel Díaz. “Los aumentos en el agradecimiento durante un período de cuatro años estuvieron significativamente relacionados con mejoras en la satisfacción con la vida, la felicidad, las actitudes positivas y la esperanza”, añadió.

 

Los adolescentes más agradecidos son menos propensos a tener problemas de conducta y drogas, según un estudio

Los adolescentes más agradecidos son menos propensos a tener problemas de conducta y drogas, según un estudio (Monkey Business Images / lv)

El concepto

 

Mucho más que dar las gracias

Este concepto va mucho más allá de dar las gracias a los demás. Su experiencia y expresión requiere que los niños utilicen un conjunto de habilidades socioemocionales complejas. Por ejemplo, en los pequeños implica la toma de perspectiva y el conocimiento emocional, habilidades que comienzan a desarrollar más rápidamente entre los tres y los cinco años.

Asimismo, la gratitud puede reducir los valores materialistas, al hacer que la atención se desplace del regalo a quien regala. “Construir o fortalecer las relaciones entre las personas es sostenible; comprar más y más y malgastar más y más no lo es”, indican desde el grupo de Docentes de la Institución Educativa "Facundo Quiroga"

Ser agradecido es una forma de construir y fortalecer las conexiones interpersonales

“No se trata solo de ser feliz por un regalo o una ayuda recibida, sino por la persona que lo proporcionó y querer devolverlo de alguna manera que lo haga sentir bien. En este sentido, es una forma de construir o fortalecer las conexiones interpersonales”, comparten desde la organización.

Esto es lo que se llama gratitud conectiva. “Es realmente buena para los niños, porque es probable que cree o fortalezca lazos entre ellos y los demás. Pero, los mayores tienen más probabilidades de expresar este tipo de gratitud que los niños más pequeños (de 7 a 8 años)”. Esto se produce porque a medida que crecen es más fácil para ellos pensar en los demás. No obstante, si suelen ver este tipo de actitudes en casa o en sus seres queridos, es probable que también las pongan en práctica.

Cómo se desarrolla

Ejemplo y refuerzo

Lo dicho, la forma más fácil de que los niños integren el agradecimiento es que lo vean en casa. “Los padres deben ser modelos de conducta para sus hijos, transmitiéndoles los valores de forma verbal, pero también de forma ejemplar. Si los pequeños ven que sus progenitores comparten y agradecen, corresponden a un favor que les hayan hecho… serán más proclives a desarrollar estos comportamientos”, comenta Domínguez.

Las fiestas sean cumpleaños, navidad, reyes; son un momento excelente para ponerlo en práctica. Por ejemplo, una de las técnicas para integrar esta actitud es que cada vez que reciban un regalo, incidamos en la persona que lo hace. “Fue tan generoso de parte de Paul conseguirte algo que querías... Y no solo ‘es un regalo precioso’”, ejemplifican desde el Equipo de Profesores. Otra de sus propuestas es preguntar a los hijos si quieren hacer algo por esa persona o animarles a reflexionar sobre lo que necesita o desea esa persona.

 

Las celebraciones familiares son un momento excelente para poner en práctica la gratitud

Las celebraciones familiares son un momento excelente para poner en práctica la gratitud (martin-dm / Getty Images)

Para que el agradecimiento se instale en la cotidianidad, la cena o la hora de ir a la cama son buenos momentos para plantear este tema a través de preguntas como: ¿Has hecho algo bueno por alguno de tus amigos? ¿Cómo te has sentido?

Otra de las herramientas para que aprendan a ser agradecidos es obtener la atención de los padres. “Es un premio absolutamente inmaterial que podemos dar, y resulta ser de lo más potente. Cuando tiene conductas egoístas y más propias de niños pequeños, podemos retirar la atención durante unos minutos y dejarles reflexionar. Pero cuando sale de ellos ser agradecidos y respondemos con un beso, abrazo o un buen refuerzo verbal, estamos fomentando esta conducta”, recuerda el psicólogo.

Lo de predicar con el ejemplo funciona siempre que sea una práctica real en los padres. “Los niños, con su pequeño detector de contradicciones, a partir de los 3 ó 4 años de edad, cuando tienen un nivel de expresión verbal adecuado para mostrar sus ideas, van a reprochar cualquier comportamiento que no siga la pauta marcada”, comparte Domínguez.

Es básica la coherencia entre lo que los progenitores proponen y sus actos. “Si decimos que hay que tratar bien a los amigos y que hay que compartir pero mostramos conductas egoístas y criticamos a nuestros conocidos, vamos en contra de lo que les proponemos”, advierte el psicólogo.

En una ermita, ante una imagen de la Virgen, un hombre joven lloraba quejándose porque no tenía zapatos, hasta que detrás de él escuchó los lamentos de un viejo que, de rodillas, lloraba porque no tenía pies.

 

¿Será necesario encontrar a alguien que sufra más que yo para aprender a agradecer lo que tengo?

Sinceramente no lo creo y estoy seguro de que tú tampoco, a pesar de que en ocasiones nos haga falta verlo de esta manera para reaccionar. 

Para mí la gratitud es una actitud que nace de la humildad, por lo tanto para ser agradecido hay que ser primero humilde, cualidad de la que las personas permanentemente insatisfechas suelen carecer.

 

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