Martes 30 de Abril de 2024

DESARROLLO SOCIAL

24 de julio de 2017

Soy capaz de delinear mi propósito en la vida

La productividad no consiste en hacer cosas por el hecho de hacerlas.

La gente que tiene un interés especial en ser más productiva, lo hace por diferentes razones que suelen estar ligadas a algún compromiso interno más profundo: ser un mejor hijo, el  mejor alumno, el mejor padre, el profesional, disponer de más tiempo para estar con los suyos, tener una vida menos estresante, etc.

Muchas veces flaqueamos y abandonamos temporalmente nuestros hábitos productivos porque entramos en una fase en la que el nivel de actividad y exigencia nos supera y nos hace perder el control. A todos nos pasa de vez en cuando, pero los que tienen claro qué es ese algo más profundo que dirige sus vidas, son capaces de retomar el control fácil y rápidamente. Los demás, echan la culpa a la metodología o herramienta de turno, se consuelan con un “es que esto no es para mi” o, simplemente, arrojan la toalla.

Seguramente, el ejercicio más importante que puedes hacer para dar dirección y significado a tu vida es encontrar tu propósito. Saber cuál es tu propósito te permite ser el director de tu propia vida, establecer prioridades reales sobre las acciones que vas a realizar y decir que no a cosas que te alejan de aquello que quieres. También te permite enfocarte en lo importante y recuperar el control después de una crisis. Es, por lo tanto, la declaración que sustenta tu productividad.

Piense en un martillo. Está diseñado para clavar. Para eso fue creado. Ahora imagine que al martillo nunca se le da uso. Solo está guardado en la caja de herramientas. Al martillo no le importa.

Pero ahora imagine ese mismo martillo con un alma, consciente de si mismo. Pasan y pasan los días y él sigue en la caja de herramientas. Se siente extraño adentro, pero no está exactamente seguro porqué. Algo falta, pero no sabe que es.

Entonces un día alguien lo saca de la caja de herramientas y lo usa para quebrar algunas ramas para la chimenea. El martillo está muy feliz. Al martillo le encanta ser sostenido, esgrimido y estar golpeando las ramas. Sin embargo al finalizar el día, aún no se siente realizado. El golpear las ramas fue entretenido, pero no fue suficiente. Algo falta todavía.

En los días siguientes es usado a menudo. Reforma una tapa de rueda, destruye una plancha de yeso, restituye la pata de una mesa. Sin embargo, aun se siente no realizado. Ansía más acción . Quiere que lo usen tanto como sea posible para derribar, quebrar, arruinar, abollar cosas. Se imagina que no ha tenido suficiente de estos acontecimientos para satisfacerlo. Más de lo mismo, cree es la solución a su falta de realización.

Entonces un día alguien lo usa en un clavo. De repente, se encienden las luces en su alma de martillo. Ahora entiende para que fue verdaderamente diseñado. Fue para golpear clavos. Todas las otras cosas que él golpea palidecen en comparación. Ahora sabe lo que su alma de martillo estaba buscando todo el tiempo.

 

El propósito de vida es algo continuo, no empieza ni se completará nunca y tiene que ver con lo que haces y con lo que sientes. Debe ser una frase o lema que responda a las preguntas ¿qué?, ¿cómo? y ¿para qué o quién?

No soy ningún experto en la materia, pero aquí tienes una serie de preguntas que suelen ayudar:

¿Qué cosas me producen una gran satisfacción y alegría?
¿Qué me gusta hacer? ¿Qué me hace perder la noción del tiempo? ¿En qué utilizo mi tiempo libre?
¿Qué me hace sentirme bien conmigo mismo?
¿Cuáles son mis talentos?
¿Cómo puedo usar mis habilidades para ayudar a los demás?
¿Qué haría si sólo me quedasen seis meses de vida?
¿O qué haría si tuviera todo el tiempo y el dinero del mundo?
¿Cuáles son los valores que siempre defiendo?
¿En qué creo?

Por supuesto, que debes hacerte estas preguntas sin pensar en los que los demás quieren o esperan de ti. Se trata de que vivas tu vida, no la que otros quieran que vivas.

Una vez que tienes claro cuál es tu propósito, es mucho más fácil poder satisfacerlo y tener una vida más gratificante. Ve bajando por los siguientes niveles. Define tu visión, objetivos y áreas de responsabilidad, de modo que tus proyectos y acciones de cada día estén alineados con todos ellos.

Y no olvides revisarlo cada cierto tiempo. Nada es permanente, todo cambia.

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