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EDUCACION
19 de septiembre de 2019
Nadie quiere ser irresponsable, pero, sin esfuerzo, cuesta serlo.
Es importante que los padres conozcan por qué los jóvenes se comportan como una persona inmadura a aquella que no ha evoluciona en su responsabilidad.
Si se quiere ser responsable de adulto hay que empezar siéndolo de niño. Por eso se insiste cada vez más en las consecuencias que tienen los comportamientos de padres sobreprotectores o de “padres helicóptero”, que sobrevuelan a sus hijos con tal de hacerles la vida fácil. Se adelantan y satisfacen sus necesidades con la excusa de que la vida ya es dura de por sí”, “ya aprenderán”, o “ya tendrán tiempo” de hacerse la cama, de aprender a cocinar, de bañarse solos, de hacer una compra o de vestirse solos.
En el fondo estamos educando a personas débiles mentalmente, sin habilidades, que no arriesgan y que no se sienten capaces. Y la consecuencia es una baja autoestima. No han aprendido a hacerse responsables de sus gustos, sus decisiones, sus actuaciones y sus consecuencias. Los padres siempre van detrás, protegiendo en exceso a sus polluelos (algunos de más de 20 años ¡y de 30!).La adolescencia es uno de los primeros baches con el que se encuentran los padres. De repente quieren que sus hijos sean responsables y autónomos y son criticados por lo que ellos mismos han forjado. Sí, sin saberlo en muchos casos, pero allí está el germen de la irresponsabilidad y de la inseguridad.
¿Cómo van a aprender a ser responsables si no se les deja serlo? Los valores se adquieren y desarrollan con la práctica, como los abdominales. Cuanto antes comienzan, antes se interiorizan. Si cada vez que hacen algo mal se les justifica de cara a entrenadores y profesores, no asumen consecuencias. Y lo más grave es que, en ocasiones, detrás de la justificación hay una mentira. Así que el modelo que se transmite es de irresponsabilidad por una cara y de la mentira como herramienta por otra. Mal vamos.
Ser responsable significa a veces cabrear a la gente.
Colin Powell
- Ten claro que no eres peor padre por dar minirresponsabilidades a tus hijos desde pequeños.
- Busca el mejor momento para todos para tratar el tema y dar a conocer que, como familia, necesitáis un cambio en vuestras responsabilidades. Incluiros y no lo verán como un ataque.
- Adapta, según edades y gustos, qué pueden hacer. No vale todo para todos los hermanos aunque haya responsabilidades en común. Se puede ser responsable mediante el juego. Recuerda que es la mejor herramienta educativa.
- No impongas, porque no se involucrarán. Crear un listado e ir ordenando según preferencias, el tiempo que se destina y qué consecuencia tendrá si la tarea no se hace son partes del proceso.
- Durante el proceso alienta, pero no seas repetitivo con lo que tienen que hacer ni con la amenaza de lo que ocurrirá si no lo hacen. Dales opciones en vez de decirles directamente lo que tienen que hacer. De este modo acotas y evitas el “lo haré luego”, porque ese “luego” a veces nunca llega.
- Aprovecha la fecha de su cumple, el verano o el nuevo año para aumentar el reto de sus responsabilidades y evaluar las conseguidas en el año. No hay que olvidarlas, así que a crear el cuaderno de su responsabilidad. Les encanta escribirlo y decorarlo, y es un buen lugar al que acudir en caso de fallos.
- Refuerza todo aquello que se aproxime a lo acordado. Si sólo valoras la perfección puede que las responsabilidades dejen de interesarles.
- Antes de juzgar, gritar y castigar, interésate por la razón por la que no han hecho algo. La idea es que busquéis alternativas juntos, además de soluciones para el futuro. Por ejemplo, que busque ayuda antes, que pregunte o que se amplíe el catálogo de alternativas. Que piensen por ellos mismos: no les deis todo hecho. Sí, es más costoso en tiempo y paciencia, pero más beneficioso para todos.
- Lo más importante: disfruta del proceso de educar a tu hijo en la responsabilidad.
Premia, refuerza las responsabilidades de los tuyos y prémiate y refuérzate a ti mismo. No olvides que una persona responsable se gana el respeto de los demás. Así que dos por uno.
En los sueños comienzan las responsabilidades.
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