Sábado 5 de Octubre de 2024

EDUCACION

2 de agosto de 2020

Cuando la fuerza radica en lo menos bello de nuestro cuerpo

El éxito en la vida viene solamente cuando colocas tus contras debajo de ti, y tus pros sobre ti, y luego actúas de acuerdo a ello.

La fuerza del hombre no radica en lo que tiene. La fuerza del hombre radica en lo que puede dar. Si vas a estar enfadado, estate enfadado con tu propia debilidad.

Hacerle frente a las duras realidades de la vida es difícil para muchas personas. La mente controla la realidad, la realidad personal y la realidad circundante.  El hombre necesita sentirse inferior, para luchar por ser superior, para alcanzar la superioridad se necesita fuerza de voluntad y surge la pregunta, De donde nace esa fuerza?, nace del deseo de ser mejor, del deseo de superar los obstáculos que se atraviesan en nuestra vida. Yo particularmente entiendo que la fuerza de voluntad es "el empuje" personal para seguir adelante y alcanzar nuestras metas.” Acuérdate que no hay nada sino lo bueno. Quiere decir que hay bueno en lo bueno y en lo malo. Equilibra todo lo bueno y lo malo como iguales, entender y recordar que son ambos lados de la misma moneda. Si vas a estar enfadado, estate enfadado con tu propia debilidad. En el tercer chakra el equilibrio sirve a la persona.”

La fábula  El ciervo, el manantial y el león, es  una clara muestra de como se puede vences los miedos y,  comprender que lo esencial y más valioso no es precisamente lo más bello es algo que nos puede ser de mucha utilidad a nosotros a lo largo de nuestras vidas.

Había una vez un bello ciervo que se acercó a un manantial a calmar su sed. El animal bebió de esa agua cristalina hasta que se sintió satisfecho y luego, al ver su reflejo en el límpido manantial, quedó maravillado de su cornamenta, la cual lo convertía en un animal admirado por todos debido a su belleza.

Sin embargo, el ciervo siguió contemplándose y al ver sus delgadas patas pensó que sería aún más majestuoso si la naturaleza le hubiese dado unas patas más gruesas y vistosas, que fueran igual de imponentes que su cornamenta.

Pensando en todo esto el ciervo se percató que desde un arbusto lo acechaba un león, que estaba listo para ir a atacarlo y convertirlo en su presa.

Sin dudarlo un segundo el ciervo se lanzó a la carrera y logró sacar, gracias a su velocidad, una distancia considerable al captor.

A medida que corría el ciervo se daba cuenta que su fuerza radicaba en sus ligeras piernas y mientras el terreno fue llano, mantuvo una distancia considerable con respecto al león.

Sin embargo, la fuerza de este radica en el corazón y nunca se dio por vencido a pesar de la distancia, razón por la que cuando se adentraron en los matorrales del bosque se vio premiado.

En ese escenario la cornamenta le hacía perder velocidad al ciervo, pues se enredaba con cuanta rama y arbusto aparecía en el camino.

De esa forma la distancia que separaba a ambas animales se fue haciendo cada vez más corta hasta que al final el ciervo quedó atrapado. Su cornamenta se había quedado enredada con unas lienzas.

Ya a punto de morir bajo las garras del león el ciervo comprendió cuán equivocado había estado en el manantial. Su principal atributo eran sus delgadas piernas y no la bella cornamenta, que al final le costaría la vida.

Para el ciervo fue muy tarde, pero comprender que lo esencial y más valioso no es precisamente lo más bello es algo que nos puede ser de mucha utilidad a nosotros a lo largo de nuestras vidas.

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