Miércoles 24 de Abril de 2024

INSTITUCIONAL

18 de agosto de 2017

El objetivo de la escuela deben ser los alumnos

Para poder avanzar hay protagonistas esenciales, los docentes y los directivos. Sin ellos nada será posible.

 Quizá uno de los mayores desafíos de la escuela es tener buenos servicios, para ello es necesario poner en primer plano al destinatario (el alumno)e insistir en que los docentes, profesores, deben estar a su servicio.

En educación, ese cambio se producirá cuando los alumnos estén en el centro del proceso educativo. Para que esto suceda sus padres deben sentirse identificados con el ideario de escuela o colegio y a la vez comprometidos con la educaciòn que eligieron para sus hijos.

Es necesario su compromiso para que cada acción realizada por los profesores realmente ponga al alumno en ese lugar deseado. No basta con declamarlo, hay que lograrlo mancomunadamente.

Así, sin olvidar que el alumno debe poner su empeño en realizar las tareas diseñadas para su aprendizaje, debemos volver a mirar las características de la Motivación Escolar, es decir, en aquello que impulsa, conduce y mantiene el esfuerzo del alumno y activa recursos cognitivos para aprender. Aprendizaje que, como es de consenso entre los educadores, no puede limitarse a la mera adquisición de información sino que debe procesada en un contexto articulaado con situaciones reales de la vida cotidiana. Así, el conocimiento construido (Pozo, 2003) se hace significativo (Ausubel, 1978) y profundo (Beas, 1994; Beas et al., 2001).

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Estas acciones tendientes a lograr aprendizajes significativos, requiere la presencia consciente y recíproca de la voluntad de enseñar y aprender. Por eso, no basta el propósito del profesor/a (enseñar), sino que se necesita también el objetivo del educando por aprender; si el aprendiz no se plantea, aunque sea mínimamente, un mayor crecimiento, es decir, la superación de sí mismo/a; no se podrá conseguir el acto educativo. 

Es evidente que si un alumno está motivado por realizar las actividades escolares, está motivado para aprender 

En este contexto, la protagonista central, es la familia. Porque sin los padres, sin los abuelos, sin los que se ocupan de los chicos alineados con la escuela, nuestras instituciones y nuestros docentes se quedan muy solos. Por un lado, es necesario que haya padres presentes en la educación de sus chicos para que no se pretenda que la escuela haga lo que debería hacer el hogar. Pero además, la familia debe ser el primer sostén para que el docente trabaje con apoyo y con el respeto de su alumno.

Sarmiento escribió en el discurso de inauguración del colegio Santa Rosa en San Juan, que dirigió cuando tenía apenas 29 años: “He invitado a los padres de familia, y han respondido con entusiasmo a este llamamiento, más bien llevados del ardiente deseo de dar a sus hijas una instrucción cuya necesidad sienten, que satisfechos por mis aptitudes para proporcionarla”. Eso es lo que debemos recrear hoy en este cambio cultural que requiere nuestra educación. Las medidas de un gobierno sólo ayudan a ese deseo de instruir a los chicos, que debe estar por encima, tanto en la familia como en los docentes.

Hay que trabajar fuerte para que los chicos no se nos vayan del sistema y encuentren en su educación obligatoria un camino de realización como personas y en el mundo laboral.

Para poder avanzar hay protagonistas esenciales, los docentes, los directivos y  las familias, Sin ellos nada será posible y son ellos los que requieren de toda la atención, de la capacitación adecuada, para que puedan desempeñarse. Se suele poner el foco en los fracasos del sistema. Debemos acreditarles a los docentes los éxitos, que son más numerosos que esos fracasos. Cualquier método de enseñanza, cualquier cambio, no será efectivo si no tiene la comprensión y el apoyo de quien sobrelleva el peso en el aula.

Todos, familia, docentes, gobierno escolar, nos debemos enfocar en una tarea conjunta, sin perder de vista el objetivo, que son los alumnos. En eso estamos, en esa dirección debemos seguir. Quizá si nos comunicamos todos mejor nos daremos cuenta de que no es tan complicado enfocarnos en una dirección común, con objetivos compartidos, con estrategias para ir dando solución a las dificultades y reparando las deficiencias de todo tipo que nuestro sistema educativo arrastra hace años.

Ningún cambio que mejore los resultados educativos significativamente será posible sin una acción de conjunto, y tampoco sucederá en un plazo breve.  

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