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EDUCACION
12 de agosto de 2018
Estrategias prácticas para que los profesores pueden utilizar con sus estudiantes para que éstos alcancen los objetivos de aprendizaje esperados.
Estrategias prácticas que justamente los profesores pueden utilizar con sus estudiantes para que éstos alcancen los objetivos de aprendizaje esperados. El cerebro, la planeación, la autoexplicación y la autoevaluación, son algunos de los factores presentes en las cinco propuestas de estos autores expertos que creen en el poder que tiene la autonomía en los procesos de aprendizaje efectivos y duraderos en el tiempo. Veamos las cinco estrategias en detalle:
Wilson y Conyers aseguran que una de la cosas que los profesores pueden hacer para motivar a sus estudiantes en el proceso de desarrollar estrategias efectivas de aprendizaje, es utilizar una metáfora que ellos llaman “Explícale a tu cerebro”, esto significa, explicar a sí mismos lo que están pensando y haciendo mientras están aprendiendo. Esta estrategia, dicen los expertos, está relacionada con la metacognición, una capacidad muy relacionada con el éxito en el aprendizaje estudiantil y el éxito profesional. Una de las mejores formas de enseñar esta habilidad es modelando la autoexplicación en voz alta dentro del aula. Por ejemplo: si están trabajando ejercicios de matemáticas en la pizarra (tablero), el profesor puede hacer una pregunta como “¿cómo resolveré este problema de álgebra?”. Después puede seguir hablando en voz alta sobre el problema, enseñando así una forma de tener un auto diálogo a la hora de resolver problemas, leer o realizar ciertas tareas. Después de ejemplificar este ejercicio más de una vez, el docente puede permitir que los estudiantes lo hagan solos. El objetivo al final será que ellos puedan hacerlo de forma constante, independiente y en silencio.
Para un estudiante que debe permanecer sentado y concentrado durante mucho tiempo, el aprendizaje resulta complejo. El resultado dicen Wilson y Conyer puede ser letargo, aburrimiento o conducta inapropiada. Por eso sugieren que para facilitar el compromiso hacia el aprendizaje se ofrezca a los estudiantes la oportunidad de moverse y tener recesos de 5 minutos aproximadamente cada 20 minutos. Esto ayudará a que el cerebro reciba más oxígeno. Para hacer estos recesos los estudiantes pueden pararse, ir hacia donde un compañero y compartir algo que haya aprendido. También pueden saltar, correr o incluso hacer Un ejercicio de yoga en el aula es un gran recurso.
Autoevaluación
Enseñarle a los estudiantes a ponerse a prueba a sí mismos será una de las mejores herramientas que podrán tener para reforzar el aprendizaje. Una forma simple de guiarlos en este camino es hacer el siguiente ejercicio: pregúntales qué creen que el profesor incluirá en el exámen. Luego invítalos a hacer una lista de buenas preguntas y ponerlas en unas tarjetas, cada una con una respuesta atrás. Muestra a tus estudiantes cómo crear un buen “simulacro” de la prueba haciendo cosas como resolvendo la misma cantidad de preguntas que habrá en el exámen, utilizando la misma cantidad de tiempo que tendrán en el exámen y corrigiendo las respuestas.
Después del ejercicio, revisa las preguntas y respuestas de tus estudiantes para darles retroalimentación. Esto se puede hacer varias veces hasta que los estudiantes entiendan a la perfección, la metodología de autoevaluarse.
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Los expertos sugieren que es una buena idea animar a los estudiantes para que creen un planificador de estudio, de esta forma pueden distribuir las sesiones de práctica antes del exámen y evitan dejar todo para el último minuto. En principio, los estudiantes más jóvenes necesitarán ayuda para hacer este planificador, pero a medida que aprenden más material de lo que creían posible, se sentirán muy motivados. Por su parte, los maestros también pueden ayudar a distribuir la práctica de sus estudiantes al construir, en múltiples periodos de tiempo, una instrucción enfocada en lo más importante.
Una regla que no se puede olvidar según ellos es: el cerebro necesita por lo menos de 7 a 9 repeticiones a lo largo del tiempo, antes de realmente aprender un contenido
Las emociones que se estimulan cuando los estudiantes tienen la oportunidad de enseñar lo que han aprendido, pueden crear mayor conocimiento y memoria, dicen Wilson y Conyers. Además, cuando un profesor le dice a su estudiante que después de una clase tendrá que prepararse para enseñar lo que aprendió, éste tienden a trabajar más duro por entender el material, investigar, organizar y aplicar el conocimiento de una forma muy efectiva. Los investigadores han llamado a estos resultados, “the protégé effect” (el efecto protegido).
Los experto han notado además que los resultados son muy positivos cuando se establecen pares de enseñanza y se permite que cada estudiante tenga la oportunidad de enseñar a los demás, parte de lo que han aprendido.
¿Aplicarías estas estrategias en tu clase?
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